Leyendas, Costumbres, narraciones y mucho más, producto de las investigaciones, recopilaciones y trabajo de Luis Miguel Berumen Félix
martes, 26 de enero de 2010
TODO O NADA
TODO O NADA
Cuando apenas empezaba a agarrarle el gusto a la lectura, me emocionaban los relatos que las gentes grandes hacían sobre tesoros, relatos que se transmitían de generación en generación y se creía en ellos, como ese que donde quiera toma carta de identidad y que hay quien jure es cierto, el de que en cuevas u oquedades profundas hay un inmenso tesoro, y que al tomarlo, se oye una voz espeluznante que dice “Todo o nada”, obligando a dejar al buscador lo que haya tomado.
Recuerdo que en una ocasión que andábamos explorando una cueva, allá por la sierra del venado, entramos a ella por una grieta estrecha, y nos metimos de ladito, luego llegamos a una cueva más grande. Con nosotros iba un amigo muy miedoso que desde que salimos de Jerez iba preguntándonos: “¿Y si se nos aparece el fantasma que nos diga que todo o nada? ¿Y si se nos cierra la cueva?”.
Total, cuando estábamos adentro, encontramos algunos huesos que nunca supe si eran humanos o de animal y eso asustó mucho al cuate del que no diré su nombre, que salió volado para afuera, trató de salir por la grieta y no pudo y se puso a gritar bien desesperado que la cueva se estaba cerrando. Po’s ahí vamos en chinga atrás de él, nos contagio su miedo. Y ahí estaba atorado en la grieta chillando como cochino atorado y es que quiso salir con la panza al frente. Lo jalamos, y salimos de ladito sin ningún problema. La cueva no se cerró ni nada, pero ya nadie quiso volver a entrar.
Me cuentan una historia algo curiosa, que en seguida anoto:
“Durante la época de la revolución mexicana, se tomaron muchas riquezas y se habla de que existen grandes tesoros ocultos en la sierra de los Cardos, esto por los saqueos que los revolucionarios hacían a los acaudalados de la época. Muchos esperaban recuperar estos tesoros acabada la refolufia y vivir una vida bien placentera. Había en Jerez un muchacho que le hacía a todo, que vendía periódico, andaba de cargador, y le ayudaba al pagador Ochoa que tenía la concesión del cine en el Teatro Hinojosa. Todos le decíamos “Juan Quilimaco”, aunque nunca supe si ese era su verdadero nombre.
Como el trabajo en el Teatro Hinojosa era por la tarde y noche, en el día le gustaba ir a pajarear por la sierra, y a veces andaba por allá dos o tres días nomás cazando torcazas con su resortera.
Quilimaco platicaba que en una de sus excursiones subió por el rancho de Virginia a los Cardos, y que en unos peñascos que están como a unos cuatro kilómetros al poniente del rancho encontró una cueva; entró a ella con miedo, y adentro, vio que había muchos cajones de madera. Los cajones no estaban tapados, por lo que vio que había en ellos barras pesadas, como de oro, también dijo que había varias ollas con monedas, y unos recipientes hechos de cuero y a lo mejor llenos de monedas.
Juan Quilimaco quedó impresionado por todo lo que había en la cueva y más porque había restos humanos. Pensó que las personas que llevaron el tesoro ahí, fueron asesinadas y dejadas como guardianes, para prevenir que ellas mismas fueran a sacarlo. Quilimaco llenó su morral de monedas, pero al momento de querer salir escuchaba una tenebrosa voz que le decía “Todo o nada”.
Despavorido salió corriendo, y así corriendo se vino hasta Jerez. Contaba su historia para ver si alguien lo quería acompañar y traerse todas las riquezas que había visto. Nadie le hacía caso, así que un buen día se decidió a ir a la cueva nuevamente, bien cargado de morrales y además se llevó un papel y un lápiz para elaborar un mapa con la ubicación exacta de donde estaba el tesoro. Pero, por más que buscó y buscó ya no dio con la entrada de la cueva. Esto hizo que cayera en una desesperación y depresión tremenda, y le diera por entrarle al alcohol. Cuando andaba medio briago repetía sin cesar “todo o nada, todo o nada…”.
Pero, hay quien asegura que Juan Quilimaco sí sacó algo o pudo entrar luego a la cueva, pues a veces traía colgadas al cuello cadenas y medallas de oro. Don Pancho Mata le preguntaba que de donde las sacaba y le respondía: “En la cueva de todo o nada, solo los indios podemos sacar lo que ahí hay, pero lo tenemos que devolver también”.
PETICION
A Gregorio Tiscareño (mejor conocido como “El Chapulín) le ruego que así como fue a solicitar el apoyo para la celebración de los XV Años de su hija, mismo que se le dio ampliamente, de la misma manera vaya a cumplir como hombrecito con los compromisos contraídos. Nomás las golondrinas vuelan de oquis…
ACLARACION
He seguido ahondando en mis archivos y me encuentro testimonios de la crueldad, de la incertidumbre y del miedo con que vivían en la destruída ciudad de Jerez nuestros antepasados. De la trágica muerte de los dos Nachos, hay que hacer algunas correcciones: La fecha que consigno es el 2 de agosto de 1914, basándome en escritos de don Juan N. Carlos y de don Eugenio del Hoyo, pero encuentro documentos y las actas de defunción, donde veo que me equivoqué por creerme de lo que ellos escribieron, pues don Ygnacio Acosta fue martirizado y muerto por Daniel Vanegas y sus esbirros la tarde del 23 de julio de 1914. Don Nacho era un hombre joven, tenía 38 años cuando lo sacrificaron, estaba casado con Carmen Cortés quien junto con sus hijos fue testigo de la cruel muerte de su marido. El carpintero Leonardo Berumen fue quien se apersonó ante el Mayor Leocadio Carrillo –quien fungía como Jefe Político y Juez del Registro Civil- para solicitarle el permiso para sepultar el cadáver en el Panteón de Dolores. El acta la firman además Valentín García y Teófilo Lesprón, como testigos.
Y el otro Nacho, no apellidaba Rodarte, sino Rodríguez, de tan solo 32 años. Su padre, Cecilio Rodríguez, con todo el dolor de su corazón fue quien pidió se inhumara el cuerpo de su hijo en el Panteón de Dolores. Los dos, muertos solo por puntadas de borrachera del temido Daniel Vanegas, que el chamuco lo ha de tener a fuego bien lento.
Cuando las atrocidades de este angelito ya no fueron del agrado de sus jefes, murió a manos de otros jefes villistas, entre ellos Dionicio García, que no era un alma de Dios precisamente.
EL FANTASMA DEL MESON
Desde que Nicho se levantó en armas, allá por el Monte de los García, se dedicó a vengar agravios, y se acordó que doña Dorotea García Valdés, quien vivía en Jerez no era de su agrado, dicen que por problemas de tierras.
Pues, el Domingo 7 de febrero de 1915, Nicho García andaba muy bravo, echándose “la dominguera”, montado en su cuaco y haciendo todo tipo de desfiguros, -como todos los villistas- atinando a pasar por las cercanías del mesón de San Luis. Ahí se hizo de palabras con doña Dorotea, y de las palabras sacó luego su fusca y le disparó a la indefensa mujer. No conforme con eso, levantó el cadáver e introduciéndose al mesón lo arrojó al pozo. “-¡Y pobre de aquel que se atreva a sacarla del pozo, ya saben a lo que se atienen!”.
Nadie se atrevió siquiera a decir algo. Doroteo del Valle García, extrañado de no encontrar a su madre, anduvo preguntando aquí y allá, pero nadie le daba razón, por miedo a Nicho García.
El mesón, se convirtió en caballeriza de los villistas, mismos que lo destrozaron por completo, y sin que les importara que en el fondo del pozo estuviera un cadáver, ¡Quien sabe cuántos más habrían enterrado en los corrales!.
Pero, hubo un momento en que se les acabó su estrella a estos perdularios, y luego de un saqueo generalizado que comenzó el Viernes santo 14 de abril de 1916 y terminó hasta el 29 de mayo, se retiraron llevándose todo lo que pudieron.
Llegó el general Agustín Albarrán, del ejército constitucionalista, y de inmediato comenzó a reorganizar la ciudad. Doroteo no había dejado de investigar y ya sabía que el cadáver de su madre estaba en el pozo del mesón, por lo que pidió hablar con el general Albarrán, quien le proporcionó ayuda y protección.
Con la ayuda de los hermanos Anastasio y Juan Rodarte logró rescatar los restos del cadáver de su madre el viernes 7 de julio, para inhumarlos después en el panteón de la Soledad.
El mesón fue rehabilitado, pero todos los viandantes aseguraban que por las noches, sin importar la hora, se escuchaban desgarradores lamentos desde lo más profundo del pozo. Este mesón sería luego testigo de otros hechos sangrientos… que en otra ocasión contaré.
EL HAMBRE
Buscando en los archivos de 1916, encuentro, que son tres mil quinientos ochenta y siete defunciones las registradas. Quedó Jerez completamente despoblado, ya que desde 1913 muchos habían emigrado buscando seguridad, otros tantos habían sido asesinados durante las luchas y ese año… el hambre y las enfermedades hicieron de las suyas. En la mayoría de las actas, cuando se refieren a la causa de la muerte, se lee “de diarrea”, o “de consumición”… y hay otras, en que solo dice “murió de hambre”. Esa epidemia y crisis alimentaria afectó todas las clases sociales y acabó con lo que antes era un pueblo sonriente, pujante y trabajador. 3,587 fueron las defunciones registradas, las no registradas, las de quienes morían en el cerro, los asesinados, los que eran llevados solo a la fosa común, ¿cuántos serían?.
¡Ah! Y no cuento las actas como la 161, en que Pomposo Hernández, encargado de los panteones expone: “Que en virtud de no haber gobierno en esta localidad, desde el 14 de Abril último hasta el 29 del presente, recibió sin la orden respectiva y para su inhumación los cadáveres cuyos nombres constan en las boletas que presenta”. Por desgracia las boletas no están, no las vi por ningún lado.
GRACIAS
La semana pasada solicité me prestaran el libro “Memorias de un Agrarista Zacatecano Manuel Saldívar Carrillo” y pronto obtuve respuesta. Mil gracias a Margarita Alcalde. Ahora ando tras otro libro difícil de conseguir: “Bandidos somos y en el camino andamos” de Laura Solares Robles, pero es una edición agotada. Si alguien sabe de ese libro, ojalá y me diga donde lo consigo.
El viernes todo mundo anduvo emocionado viendo la nevada… la tercera que yo recuerdo… y de volada vinieron a que les prestara fotos de las nevadas pasadas… ya saben donde hay…
UN MAPA BIEN FALSO
“El que no conoce a Dios, ante cualquier güey se hinca”, reza un refrán muy conocido y viene al caso, porque alguien (de quien no diré su nombre) me quiso sorprender regalándome una copia de un plano de un tesoro, que aseguraba es bien auténtico porque él sabe mucho de eso. ¿Cómo le van a enseñar a curtir chiles a Clemente Jacques? Po’s no. Copio en seguida el susodicho plano, y luego el por qué considero que es más falso que la vacuna contra la influenza perruna que venden por ahí.
El mapa dice: “Se llega al cerro de Bernalejo por el camino que va de Candelaria, luego sigues por el camino de los Fresnos, después toma el camino de herradura hasta llegar al cerro, desde luego mucho antes, pasas por el rancho Casa de Piedra. Al llegar al cerro, se sube por el único camino que tiene por el lado sur, hasta arriba de la mesa y lo primero que se ve son unas atarjeas o pilas donde se daba agua a los caballos, después se ven dos cuevas grandes que servían de caballerizas. De las atarjeas, a pocos pasos hay un ojo de agua chico, después otro más grande con una pequeña atarjea, desde aquí medirás 37 cuerpos de caballo, en donde termine el último cuerpo está la única entrada que es una claraboya, que tiene una losa cuadrada y está ubicada hacia el oriente, en la parte de arriba del cerro. Los primeros rayos del sol pegan en la losa en el mes de mayo y agosto. Cuando encuentres la losa, levántala y baja, entra a la cueva, lo primero que se ve es la Virgen de la Soledad que tiene dos manzanas de oro en las manos, está parada en una bandeja de plata que es una pila bautismal, más adelante encontrarás la Virgen de los Remedios y al fondo está la Virgen de la Concepción. Saca primero las tres imágenes, luego saca el tesoro que consiste en monedas de oro cuadradas, esquinadas, y muchas marquetas de oro y plata. Después de sacar todo, a las tres imágenes les harás un templo en Villanueva, lo que sobre es para los que encuentren este tesoro”.
Me dicen que ese cerro de Bernalejo se encuentra más para allá de San Tadeo de las Flores “pasando casa de piedra, propiedad de Cecilio Morales Muro, hijo de don Filiberto Morales”. Y que la riqueza que hay ahí procede de los asaltos a las conductas que de Bolaños iban a Zacatecas. Yo digo que no pasa de ser una leyenda por lo siguiente:
1.- Las conductas que salían con metal de Bolaños no se paseaban por toda la región para llegar a Zacatecas. Siempre buscaban las rutas más cortas, con más poblaciones y en las que hubiera defensa y pudieran rotar sus animales. Sería un rodeo muy largo e infructuoso el que hicieran en el caso de que tuvieran que pasar más al oriente de Villanueva. Camino a ninguna parte.
2.- Los bandoleros de la región, los del siglo XIX, eran habitantes de la Ermita de Guadalupe, Susticacán, La Leona, La Gavia y el rancho de Los Muertos, y sus escondrijos los tenían muy cerca de los caminos reales. Desde El Tajo podían vigilar el camino real de Villanueva a Zacatecas, y de Guadalajara a Jerez; desde el cerro Grande veían a los viandantes del camino real a Fresnillo, desde la Mesa de los Guajolotes vigilaban el tránsito por la planicie de Tepetongo y sierra de El Venado.
3.- Los bandoleros cuando asaltaban a las conductas, las “cortaban” y arreaban rápidamente las mulas cortadas con su carga a sus cubiles muy cercanos a los caminos, donde rápidamente se deshacían de lo robado escondiéndolo, y luego volvían a sus labores de gente “pacífica” y así no despertaban sospecha alguna.
4.- Lo de las imágenes dentro de la cueva es muy común en la mayoría de mapas de tesoros. Pero las crónicas regionales hablarían del robo de esas imágenes, ya que en su tiempo era muy caro y tardado conseguirlas. Casi imposible era que una imagen “de bulto” se trajera desde España, porque lo más seguro sería que llegara en pedacitos, el viaje en barco, el paso por la aduana de Veracruz, el trajín en carreta hasta México y de ahí otra vez a Zacatecas y luego a Jerez. Los artesanos de Michoacán desarrollaron una técnica con la que hacían imágenes de “pasta de caña de maíz” o de maderas finas como bálsamo o colorín. La imagen de la Virgen de la Soledad de Jerez es muestra de ello, pues solo es el busto y las manitas, que se montan sobre un bastidor de madera. Así era más fácil transportarlas y se corría mínimo riesgo de que se destruyeran. Los bandidos, por muy creyentes que fueran, iban sobre el oro y no correrían el riesgo de que los alcanzaran por ir cargando cuidadosamente una imagen religiosa.
5.- La redacción del documento no corresponde a lo que hiciera algún sacerdote del siglo XIX, porque regularmente, cuando algún bandolero era atrapado, esas relaciones o planos se confiaban en confesión (¿?) antes de sufrir la pena máxima y el sacerdote escribía todos los datos con la mayor precisión posible, y en cuanto podía, se levantaba las naguas y agarraba pala y pico para irse a buscar la relación.
Conclusión: Mapas de tesoros podrá haber muchos, pero muy pocos son los que realmente pudieran ser verdaderos. La rigurosa apreciación histórica es contundente para poder irse de aventura a hacer hoyos en los cerros. Yo ya hice muchos…
LA HISTORIA NO ESCRITA: LOS CRISTEROS EN JEREZ
“Status quo” es una expresión latina que políticamente se utiliza para dejar ciertas cosas como están. Parecida a “no hagas pedo y la gallina es tuya”. Eso pasó con el levantamiento armado de 1927 hasta 1940. (La cristiada 1927-1929, la segunda 1930-1940). Por muchos años era prohibitivo hablar de los cristeros, de su actuación, de sus enfrentamientos. Los libros de historia oficiales se brincaban esos hechos. Románticas novelas editadas en el extranjero eran las que daban a conocer veladas historias de esos hechos que causaron mucho derramamiento de sangre y una honda herida entre los mexicanos del altiplano y occidente. “Héctor”, “Entre las patas de los caballos”, “Pensativa”, “Rescoldo”, “Por Dios y por la patria”, son las obras más representativas que circulaban casi a escondidas bajo el sello de editorial “Jus” y que de niños leíamos a escondidas sin poder comentarlas, porque era literatura contraria al gobierno.
Don Juan N. Carlos poco escribió de ello en su obra “Historia del V. Santuario de Ntra Sra. De la Soledad” publicada en 1950, pues los acontecimientos eran muy recientes y aún chorreaba sangre por doquier. Don Juan sí pretendía hacer un recuento histórico sobre la cristiada en la región, porque la vivió y conoció personalmente a muchos de sus actores, pero frenó sus impulsos luego de acres discusiones con Aurelio Acevedo (el máximo lider en toda la región y que además cada que podía se daba sus vueltas a La Estancia de los Berumen porque le gustaba mucho una de mis tías y andaba tras de sus huesos –y de todo lo que arropan los huesos pues-).
Algunos autores exponen que en Jerez no se prendió el foco de la insurrección, por lo que no hay acontecimientos importantes. Don Valentín García Juárez en su libro “Los cristeros al sur de Zacatecas” solo hace eco de lo antes escrito por Juan N. Carlos sin aportar nada nuevo. Encuentro otros libros, pero en ellos solo hay fechas y relatos dispersos. Incluso, dicen que “En Jerez no hubo acontecimientos dignos de ser reseñados, porque Jerez no participó en el movimiento cristero, pues el control lo tenían los agraristas”.
Eso, es una gran equivocación. En Jerez sabemos que se integró un grupo de agraristas bien radicales –de línea dura- que desde principios de los años veinte organizaron y controlaron a todos los peticionarios de tierras (Antonio Cisneros, Santiago Pichardo, Manuel Rodarte y Cesareo Pinedo eran los más feroces líderes y casi todos tuvieron una muerte violenta). En su tiempo se adueñaron del poder, se apropiaron de tierras, de heredades, de vidas, de dinero. Pero también existían organizaciones y gente de bien que apoyaron otro tipo de acciones. Jerez fue escenario de cruentos episodios bélicos, de innumerables asesinatos que realizaban tanto gobiernistas como agraristas o cristeros. Los archivos comienzan apenas a relucir.
Tengo en mi poder gran cantidad de documentos de tipo civil y familiar que permiten hacer una cronología de lo acontecido. Hay mucho más que la narración oral que se va perdiendo. Aunque hay todavía archivos considerados como “reservados” (el de la SEDENA, que es un lío solicitar la información, para que luego de muchas vueltas digan que está “reservado”). Hay páginas enteras de “El David” (periódico cristero que editaba precisamente don Aurelio Acevedo) en que dan a conocer las malévolas actuaciones del general López en la región, e incluso en un número especial se habla de la guerra de El Tesorero, evento en que murieron más de 150 bisoños soldados recién salidos del Colegio Militar.
Me he encontrado con datos curiosos: recién llegado el 40º regimiento de infantería del general López a Jerez (en enero de 1927), cuando fallecía cualquier soldado, acudían al Registro Civil para que quedara asentada su defunción, generalmente solo quedaba el nombre registrado “se desconoce el nombre de sus padres y lugar de origen” y lo sepultaban en fosa común del Panteón de la Soledad. Los muertos agraristas también quedaban asentados en el libro de defunciones, pero ellos eran sepultados “en fosa de privilegio en el Panteón de Dolores”. Los muertos por parte de los cristeros, eran enterrados o cubiertos sus cuerpos con piedras, mismas que luego intentaban quitar los coyotes allá por las intrincadas serranías.
Después, en 1928, los militares ya no registran sus defunciones, luego de la grave derrota de López allá por la sierra de Morones, en donde dejó los cadáveres de más de 700 de sus hombres para que sirvieran de alimento a zopilotes, coyotes, y cuyos huesos blanquearon por mucho tiempo las barrancas del lugar. Así, tampoco hay registro de los novatos militares que murieron en el arroyo blanco de El Tesorero.
Un día de estos, escribiré una reseña sobre esos tiempos. Me dicen que la familia de don Manuel Saldívar Carrillo editó en 2003 sus “Memorias de un agrarista zacatecano”. Pero sospecho que su tiraje fue muy limitado, porque no he tenido acceso a ellas. Si alguno de los lectores tiene esa obra, le agradecería mucho me la prestara tantito. De igual forma, solicito que me presten “Las memorias del Padre Arroyo”. Ojalá y alguien tenga esas obras o algunas otras que me sirvan para aumentar mis conocimientos sobre esos años tan difíciles. Gracias de antemano.
LAS CASAS DE JEREZ
Como todas las obras que se realizan en el centro histórico, el remozado de fachadas se está haciendo siguiendo un criterio desconocido, pues nadie conoce a ciencia cierta qué es lo que están haciendo. Se que había pretensiones de reducir los tamaños de los accesos (reestructuración de vanos le dicen), así como homogeneizar fachadas y marcos, pues dicen que hay una mezcla de estilos y formas fuera de alineamiento, así como ventanas no apropiadas con su entorno y dimensiones de vanos irregulares. Que hay marcos diferentes en una fachada, elementos que no coinciden con el entorno, como marquesinas y balcones.
Pero… eso lo aseguran arquitectos e ingenieros que desconocen el entorno jerezano, que quieren dar una imagen de un pueblo mágico como ellos quisieran que fuese, y no como realmente es Jerez.
Ya lo hicieron con el piso de las calles del centro histórico. Por cierto, entre los contratistas y arquitectos del país, Jerez es conocido como “el muestrario”, ya que tramo por tramo se hizo de forma diferente, con material de diversos lados. ¿Cómo quieren sus calles? ¿con piedra del cerro de Turiangato y con mosaico irregular como la calle fulana de Jerez? ¿O acaso con piedra de las colinas de Tepezingao con adornos circulares como la calle zutana? ¿Con orejas al “aí se va” o con orejotas de “ah chingao”?.
Por desgracia, a nadie en Jerez le preocupa lo que hagan o dejen de hacer en su entorno, solo los propietarios de fincas céntricas que ven amenazados sus comercios o domicilios con los arreglos que pretenden hacer.
Los encargados de esas modificaciones tienen la obligación (supongo) de presentar sus planos ante las autoridades que deberían asesorarse con el cronista de la ciudad quien debe velar por cuidar que no se pierda el estilo característico de las fincas representativas de la arquitectura civil y religiosa, pero como no hay cronista, hacen lo que se les pega en gana, y si alguien lo duda, vayan a la Parroquia, donde los remozadores están haciendo “un verdadero desmadre” sin respetar las características históricas de ese templo.
LAS CASAS DE JEREZ
Desde que se fundó la villa de Xerez de la Frontera, allá por noviembre de 1569, las casas eran bajas, de un piso, construidas con paredes de adobe y con techos de vigas y tierra. Debido al acoso de los naturales, tales viviendas tenían grandes corrales y patios de manera que sirvieran de defensa y fuerza. Poco a poco se fueron transformando, utilizándose en muchas de ellas, piedra de sillar, reforzando cimientos y estructuras, abriendo ventanas y puertas más amplias
Jerez era un pequeño pueblo cuya vida giraba alrededor de los sucesos religiosos. Las fincas no estaban enjarradas por fuera, mucho menos pintadas o encaladas. No había banquetas, ni empedrados. Las puertas de las fincas se hacían de acuerdo a las necesidades de la época.
El 18 de Febrero de 1802, el Ayuntamiento de Jerez solicita autorización al intendente de Zacatecas, Francisco Rendón, para obligar “por medios suaves” a los vecinos de la villa que blanqueen sus casas. El intendente no da esa autorización, a pesar de que se le dice que con ello “se lograría más iluminación por las noches” y más belleza para la villa. Fue hasta pasadas las luchas de independencia que comienza a atenderse el urbanismo en la ciudad.
El 21 de agosto de 1791 se comenzaron a construir las Casas Consistoriales (actual Presidencia Municipal). La fachada mira hacia el oriente, y en su lado sur se hicieron las salas necesarias. Hacia el norte, dos grandes portones servían de acceso a los corrales y cocheras donde se guardaban los animales y carretones de los arrieros que llegaban a Jerez y tenían que pagar sus impuestos. Poco se parece a la fachada que conocemos actualmente.
En 1865, don Julián Brilanti (así, con una “ele”) es nombrado prefecto, y es quien pone a sus gatos a empedrar Jerez. (Digo, ordena a sus subalternos que pusieran a los presos –que entonces eran muchos- a empedrar las principales calles de la ciudad).
A partir de ahí, ciudad García (llamada así desde el 31 de julio de 1859) hace honor al nombramiento que se le daría luego “la Atenas de Zacatecas”. En el centro muchas fincas son reconstruídas con piedra de sillar a “cal y canto”, se modifican muros completos dándoles más altitud y resistencia, pero la mayoría de las construcciones siguen siendo de una planta.
Un estudio muy completo sobre Jerez en tiempos del porfiriato lo hizo mi amigo el Doctor en arquitectura Carlos Lira, mismo que fue publicado mediante el apoyo del gobierno del estado, la Universidad Metropolitana y el grupo “Ficticia”.
Después de las guerras de revolución y cristera, Jerez era una ciudad en ruinas, muchas de sus puertas y portones fueron tapiados. No fue sino hasta que comenzaron a llegar los primeros braceros con su lana que comenzaron a reacondicionar sus casas, y entonces se utilizaron las puertas y ventanas que estaban de moda allá por los cuarenta y cincuenta, de esas con ladrillos pintaditos, con ventanales de forja.
Nadie se preocupó entonces por la “homogeneidad de los vanos” ni la estética de las ventanas, molduras y barandales, y sin embargo quienes visitaban Jerez decían que “era la sonrisa más bella de Zacatecas”.
Un buen trancazo lo dio don Tacho Avila (padre de la actual presidenta Alma Avila), cuando en una rápida y sorpresiva acción mandó se ampliara la calle de San Luis y del Hospicio (desde el puente a la alameda, como dice la canción). Ahí cada quien rehizo su fachada y el frente de su casa como Dios le dio a entender.
Cuando las huestes de don Federico Sesscose Lejeune pusieron sus ojos en Jerez, impidiendo de manera draconiana cualquier modificación a las fincas del centro, los dueños optaron mejor por dejarlas caer que envolverse en enojosos e inacabables litigios. Y así están algunas hasta la fecha, cayéndose sin que nadie pueda hacer nada por su preservación, gracias a las actitudes hostiles y de cerrazón de los burrócratas de monumentos coloniales y zonas típicas.
OTRA VEZ, EL CRONISTA
Me dijeron que ahora sí en fecha próxima se nombraría el cronista que sustituirá a don Juanito de Santiago. Pero ya ni para qué me pongo culeco, porque sé cual será el resultado. La vez anterior fui utilizado para que pareciera que había una votación democrática en el nombramiento del adjunto, que no fue más que una farsa, porque desde días antes ya hasta oficina y auxiliar se le había asignado (Para que luego anduviera presumiendo que “el pueblo culto de Jerez me nombró…”). En esta ocasión pasará lo mismo. Será nombrado cronista quien convenga a los intereses de la autoridad, ya que la ley orgánica es muy ambigua al respecto, pues solo dice: “el cronista municipal será una persona con manifiesto interés y conocimientos en el estudio, la investigación histórica, las costumbres y tradiciones del Municipio”. Así que cualquier persona, medianamente culta, puede ser el nuevo cronista… Y ya su nombre lo puse en una anterior columna… FELIZ 2010
UNA TRAGICA HISTORIA: LA MUERTE DE LOS DOS NACHOS
En días pasados se le dio mucha importancia a la donación que hiciera el cronista de Río Grande de 3 expedientes pequeños –sin relación entre sí-. Hasta sesión extraordinaria de cabildo se hizo para recibir tal donación. Se habló de que esos documentos son bastante importantes para la historia de Jerez, y hasta en un noticiero radiofónico se dijo que podrían cambiar lo que sabemos de nuestra historia.
Mi opinión muy personal, es que esos documentos por sí solos, no tienen valor. Son expedientes aislados que necesitan agregarse a los que ya se tienen para que sean más eslabones de la cadena que conforman lo que ha sido nuestro pasado. Había insistencia del cronista riogense por entregar esos papeles a un profesor de lentes que por ahí andaba. Mal haría, porque indiscutiblemente se perderían. La alcaldesa habló que serían enviados al archivo histórico para evitar que cayeran en manos de particulares.
La misma historia jerezana nos ha enseñado que los que menos interés tienen por cuidar el acervo documental, son precisamente las autoridades. ¿Quién no recuerda a un presidente municipal que ordenó quemar todos los periódicos de la hemeroteca jerezana? “quémalos, nomás tan ocupando campo” –recuerdo que le dijeron-. ¿Dónde está el archivo de la maestra Lupe Campos?. Cuando yo necesitaba algún documento o foto que tuviera que ver con el magisterio, el folclore jerezano o hasta la política de los años cuarenta iba con la maestra, y me facilitaba lo que ocupara. Hasta que me dijo, ya en los últimos años de su vida: “Ya no tengo mis papeles, se los entregué todos al municipio para que los valoren y utilicen”. Mucho los han valorado y mucho los han utilizado, que a la fecha nadie sabe donde están. ¿Qué pasó con el valioso archivo fotográfico “Garfias” que hace 13 años fuera recibido por el profesor Benito Juárez? Era una colección de fotografías de todas (dije todas) las fachadas jerezanas de los años 70, que estaban en 5 ó 6 largas cajas de madera. La última vez que supe de ellas las encontré arrumbadas entre algunos triques del Instituto de Cultura, llenas de polilla y humedad, casi deshaciéndose. Solicité mediante oficio, me permitieran escanearlas y clasificarlas, pero eran los tiempos álgidos y de ignorancia de la administración bermudista y por supuesto, que se me negó el permiso. En el archivo histórico del municipio tampoco están. Alguien las ha de tener, pero ni las recupera ni deja que otros las recuperen.
Y volviendo al tema de las donaciones, si por tres expedientes pequeños le dieron un reconocimiento al cronista de Río Grande. ¿Qué merecerá Bernardo del Hoyo? Pues él no ha donado unos cuantos papeles. No, la mayoría de las fotos antiguas que de Jerez se conocen, él las ha facilitado a todos los que se las solicitamos, menos a uno. Documentos, libros, lo que hable del ayer jerezano tiene el sello de Bernardo, que sin tanto argüende coopera con los que nos interesamos verdaderamente por recuperar el pasado histórico de nuestro entorno.
En Jerez solo hay cuatro repositorios o archivos de valía: El archivo parroquial que atinadamente fue rescatado y ordenado por Leonardo de la Torre Berumen, el archivo histórico del municipio que también está a cargo de Leonardo, y su archivo particular. Y por supuesto, el mío. (Hay que aclarar que el archivo de Bernardo del Hoyo no lo cuento porque está en Guadalupe, y es el lugar ideal donde abrevan todos los microhistoriadores de la entidad).
No es por presumirles, pero mi archivo lo considero el más floreciente, creciente y desordenado. Ahí hay documentos originales (y muchos) que hablan de Jerez en los siglos pasados. Hay fotocopias de expedientes completos. Hay fotografías (originales también). Copias digitalizadas de fotos, documentos, ilustraciones, etc. Y se ha nutrido de generosas aportaciones que gente de Jerez hace. “Tenga, le regalo estas fotos porque sé que usted sí las va a usar y dar a conocer”. “Venga por unos papeles, si no, los tiramos a la basura”. También de copias de archivos que se encuentran por diversas partes del mundo y que me son enviadas por correo (de ese que muerden los perros) y por e-mail. Hay libros familiares (de esos que escribían las abuelas o abuelos para dejar constancia de diversos hechos ocurridos en su familia). Recetas antiguas, impresos viejos, etc. Mención aparte, los documentos que en archivos del otro lado del charco me han sido enviados.
Antes, acostumbraba atender con amabilidad a quienes acudían a solicitarme algún dato, foto o les contara sucesos antiguos. Ya no, con la misma amabilidad que me caracteriza (¿cuál?) los mando donde oficialmente los deben atender, aunque casi siempre los dejan igual.
UNA TRAGICA HISTORIA: LA MUERTE DE LOS DOS NACHOS
Los lectores de este semanario se han quejado de que ellos no tienen la culpa de que haya inserciones que ocupen planas completas, y que les quiten espacio a los columnistas. “Mire, yo compro el periódico nomás por ver las mafufadas del pitirijas, los sesudos e irónicos análisis políticos de Tito Cortés, los recuerdos de Javier cuando andaba de cabrón y las mentiras que usté cuenta”. A veces hasta me dicen que les devuelva sus seis pesos, cuando no aparece esta página. Y uno de esos pocos lectores, me pidió escribiera más sobre las atrocidades del “Dañel Vanegas” del que he relatado algo ya en números pasados. Y p’os, dicen que recordar a los que hicieron mal, es engrandecer a desgraciados, yo hago esta narración solo con el afán de que no se pierdan los sucesos históricos. La historia a veces es gacha, pero más gacho ha de haber sido el sufrimiento de quienes vivieron sucesos tormentosos.
El 30 de octubre de 1913 los revolucionarios tomaron Jerez, y no hubo intentos de los federales de retomar la plaza, así que los generalazos de la División del Centro se instalaron en las mejores casas de Jerez. Justo e Isidoro Avila, Santos Bañuelos, Inés Vargas se peleaban por conseguir la mejor finca. En sus ratos libres, ponían a los soldados a que escarbaran, buscaran en los pozos y destruyeran las macetas, buscando las riquezas que suponían habían dejado los dueños de esas fincas. Los demás jefes revolucionarios se posesionaron de ranchos y haciendas. Daniel Vanegas, que había sido peón en “El Ojo de Agua”, floreciente hacienda de don Teodosio Salinas, para pronto la convirtió en su feudo. Lugar en que se realizaban todo tipo de tropelías y maldades.
Luego de que fuera tomada Zacatecas, el 24 de junio, los villistas se sintieron completamente seguros y dueños de Jerez, por lo que los asesinatos que cometían eran cosa de todos los días.
Daniel Vanegas tenía rencor con don Refugio Peña, un señor que andaba ya por los ochenta años, y le tenía rencor porque cuando Dañel era “boyero” (de los que le pican la cola con el gorgúz a los bueyes para que caminen) don Cuco no le quiso prestar una lana. Y como ahora el antiguo boyero era de los meros villistas, el señor Peña se había ocultado con la intención de buscar el momento propicio para salir de la ciudad a escondidas.
Los secuaces de Vanegas lo encontraron por casualidad y lo aprehendieron la tarde del 28 de julio. Allá en el Ojo de Agua lo estuvieron martirizando para que les dijera donde había escondido la lana, y como don Cuco ya no tenía, se lo llevaron rumbo al rancho de San Antonio donde lo acuchillaron de manera cobarde. Aún moribundo le cortaron un dedo para sacarle un anillo que parecía de oro. Dicen que don Cuco tenía dos dientes de oro, mismos que con una piedra el propio Vanegas se los desprendió y se guardó en el bolsillo del chaquetín. El oro es el oro…
Gente piadosa que encontró luego el informe cadáver lo sepultó al pie de un barranco. Cuando pasó la era del terror villista, sus familiares exhumaron sus restos y los llevaron al panteón de Dolores, donde todavía está su lápida.
Gente de la peor ralea conformaba la tropa de Dañel Vanegas, que estaban en la revolución no por seguir ideales nobles, sino por deseos de venganza, de riqueza, de poder. La crónica respetable de don Juan Nepomuceno Carlos relata que el 2 de agosto de ese año, don Nachito Acosta se disponía a comer, cuando llamaban a la puerta de su casa. Pero no llamaban haciendo toc, toc, sino golpeando con las culatas de los rifles la puerta y profiriendo todo tipo de amenazas e insultos. Don Nacho fue de inmediato a ver qué ocurría, encontrándose con la desagradable sorpresa de que era el mismo Dañel Vanegas, quienes con todo y caballo se metieron a la casa. Doña Carmen corrió al lado de su esposo (don Nacho), dispuesta a compartir con él la suerte que le tocara.
Vanegas quería que don Nacho, que había sido cochero de don Teodosio Salinas, a quien le arrebatara el Ojo de Agua, le entregara las escrituras de la hacienda. Como andaba bien briago Vanegas, no entendía razones y lo sacóa a empellones y a golpes de la casa. Ante el alboroto, salió a asomarse don Ignacio Rodarte –que había sido sirviente de los Félix de Arellano-, y pa’pronto que se lo pescan los villistas, y se lo llevan junto con su tocayo para el Ojo de Agua.
La esposa e hijos de don Nacho Acosta, los siguieron, con la esperanza que Vanegas los soltara sin matarlos. Pero cuando llegaban, les formaron cuadro para fusilarlos. Don Nacho Acosta no pudo soportar ver ahí a su familia suplicando por él, y bajó el ala de su sombrero sobre su cara. Don Nacho Rodarte cubrió su cara con el antebrazo derecho y agachado recibió también las descargas que acabaron con su vida. La esposa sollozaba sin poder arrimarse a donde estaba el cadáver del señor Acosta. Los hijos, con mirada espectante primero, y llorando después, guardaron para siempre el recuerdo de cómo había sido asesinado de manera cobarde su padre.
Pero Vanegas, que andaba más cuete que de costumbre, ordenó a sus secuaces que colgaran los cuerpos en la salida a Jerez (por el rumbo del camino al Huejote). Tampoco ahí les permitieron acercarse a los familiares. Doña Carmen se fue para Jerez, consiguiendo que el jefe de armas (Isidoro Avila) le diera permiso para recoger el cadáver de su esposo, mientras que el otro asesinado estuvo colgado toda la noche y hasta el siguiente día fue recogido por sus familiares. La tarde del 3 de agosto, dos negros ataúdes fueron llevados al Panteón de Dolores por una silenciosa multitud, que maldecían a Vanegas, y a todos los revolucionarios, que creyéndose omnipotentes se hacían dueños de las vidas, de las propiedades y de los dineros…
¿Y EL DINERO?. Pues me dicen que ya se conformó el comité pro festejos del bicentenario. Mis felicitaciones a la maestra Nicolasa Sánchez (un afectuoso abrazo navideño), Emilio H. Torres Márquez y a la culta señora Chole Berumen de Ramírez. Les deseo suerte en su encomienda, porque dinero… no creo que les den. Los funcionarios municipales y regidores van a andar en otros bretes, porque aparte de ser el bicentenario del inicio de la independencia y centenario del inicio de la revolución, es año político, y todos andan viendo ya a cual carreta se trepan o trepan a sus familiares.
GRACIAS. Muchas gracias a Silvia Vanegas Reveles por haberme conseguido la enciclopedia de la revolución. (Su apellido no tiene nada que ver con el de la narración, aclaro). Mis deseos que doña Jesusita se encuentre bien de salud. Y Feliz Navidad a todos los que se toman la molestia de pasar sus ojos por esta página.
CUANDO PARACHO FUE QUEMADA
También sé que habrá recursos para el panteón de Dolores. Pero ojalá y esos recursos se utilicen bien, porque el Panteón está sufriendo daños irreversibles, aproximadamente 70 de las tumbas más representativas están hundiéndose, hay varios monumentos que están prácticamente despedazados y además 4 mausoleos cuya cantera se está despedazando, por el paso del tiempo, los líquenes que se la comen, hongos, la humedad y el calor. Se necesita un proyecto de restauración bien hecho y que se aplique. Lo malo del asunto, es que los del Monumentos Coloniales intervendrán y, la verdad, ellos solo sirven para hacer pendejadas y frenar cualquier proyecto de construcción o restauración que no diseñen ellos.
CUANDO PARACHO FUE QUEMADA
Hace tiempo, escribía sobre los bandoleros que aprovecharon la revolución para cometer toda clase de excesos. Y escribí sobre Inés Chávez García, (el Atila del bajío). Como las narraciones las subo a mi blog ( www.miguelberumen.blogspot.com ) me han enviado muchas historias al respecto. Anoto una de ellas en que nos habla de la destrucción de ese pintoresco pueblo michoacano que resurgió de sus cenizas, donde hacen guitarras al por mayor: Paracho.
“Fue por agosto de 1917, cuando Inés Chávez García y su tropa amenazó con tomar Paracho, ya había venido una vez, causando destrucción, dolor y vergüenza. El presidente organizó a la gente para preparar la defensa, y el curita, -un sacerdote muy jovencito-, aconsejaba que mejor buscaran refugio porque en la población no se contaban con los elementos necesarios para hacerle frente a los revolucionarios.
Con las pocas armas que había, los hombres de Paracho se parapetaron en la torre de la iglesia y en los tejados del curato. Una madrugada en que la niebla cubría la ciudad, se empezaron a oír ruidos de caballada, la gente se alertó pero ya era demasiado tarde, Chávez y su gente habían rodeado la población y estaban listos para tomarla. Mujeres y niños corrían desesperados al curato pensando en que ahí estarían a salvo. Un nervioso lugareño disparó desde la torre de la parroquia y pareciera que era la señal convenida, porque los revoltosos entraron a matacaballo por todo el pueblo. La defensa no sirvió de nada. Fueron aniquilados rápidamente. Entonces comenzó el saqueo, los asesinatos y la violación de mujeres casadas y solteras.
El curato tenía dos puertas, una que salía a la calle del camino para Uruapan y otra trasera. Por la puerta trasera entraron los chavistas, gritando desaforadamente y disparando a todo lo que se moviera. El sacerdote salió a encararse con Inés Chávez.
-Usté debe ser el curita. P’os quiero decirle que de norte a sur y de este a oeste no va a quedar ni una casa en pie. Vamos a quemar todo el pueblo en venganza, porque nos estuvieron disparando desde la torre de la iglesia y eso no se debe hacer…
- Mire mi general, yo aconsejé a la gente del pueblo que no les hicieran frente, porque no tienen armas, y ustedes son muchos y bien armados…
-Fíjese curita, cómo se ven rebonitas las llamas, vea como el humo y el olor a quemado cubren todo. Le doy chance de que se escape nomás porque me cayó bien…
-Mire, don Inés –insistía el sacerdote-, estas mujeres y niños que aquí están, han venido confiando en que yo las protegeré, y no las dejaré solas, déjeme salir con ellos del pueblo.
-¡Jajaja! ¿A poco con esas naguas que trae nos va a asustar? ¿Cómo las va a proteger? ¿Con qué?. Pero pos pa’ que vea que estoy de güenas le dejaré que se vaya con su gente, pero no respondo de mis muchachos, mire que ya tienen como un mes en el cerro y no han probado nadita de mujer. Así que, salga por la puerta de adelante, pero prontito, porque esto ya también va a arder rebonito.
El sacerdote, como pudo, fue sacando a las histéricas mujeres y a los llorosos y aturdidos niños. La procesión salió por el camino, aunque los malhechores estrujaban y se llevaban a las mujeres que querían, ante la impotencia del sacerdote que nada podía hacer para salvarlas.
Lo más peor, es que los revolucionarios de Chávez, abusaban de las mujeres, y luego las apuñaleaban, sin importar súplicas ni nada.
Desde las cercanías, el sacerdote y el reducido grupo de gente que pudo salvar, pudieron ver luego como todo el pueblo se incendiaba, los ayes de dolor, las injurias, los aguardentosos gritos y los sollozos llenaban todo el aire de la campiña.
Chávez García había cometido una más de sus infames tropelías, destruyendo por completo un pueblo, solo para sentirse más grande, más poderoso y más fuerte.
Cuando los habitantes de Paracho pudieron regresar, anduvieron buscando entre los escombros lo rescatable. Ni siquiera el sagrario y el cáliz de la parroquia se salvaron: Fueron ocultados bajo un excusado, y con el calor del incendio se fundieron, encontrando solo una lámina de oro…
SALUDOS. Saludo a todos mis lectores, que me preguntaban por la no aparición de esta columna. Y es que a petición de la liga defensora de las buenas costumbres, los perros apaleados y los gatitos con roña, había decidido tomar un descanso. Pero aquí estamos de nuevo… Gracias por las fotos antiguas que me obsequiaron con la esperanza de que ya termine el tan cacaraqueado libro.
EL LIBRO DE LINO RODARTE…
Agradezco a quienes leen esta columna los comentarios que hacen y que me dan más temas para escribir esta página, que por internet se puede leer en www.miguelberumen.blogspot.com y les muestro algunos saludos y escritos:
EL LIBRO DE LINO RODARTE…
Me ha dado gusto leer sus narraciones, porque me evocan recuerdos familiares que me hacen sentir más cerca de la bella provincia que fue la cuna de mis mayores.
Mi bisabuela fue hija natural de Lino Rodarte (nunca se casó por cierto), y a pesar de que el gobierno de aquel entonces hostilizó mucho a la familia, ella siempre estuvo muy orgullosa de su padre, no importándole lo que decían, que Lino era bandido, mujeriego, asesino, porque no era cierto. Fue por 1911 cuando mi bisabuela, ya con mi abuela en brazos tuvo que salir del ranchito del Señor de Roma, (que ahora cuando lo visité se llama Río Florido), porque en Jerez tomaron la presidencia por esos días y luego acosaban a la familia, creyendo que era cosa de ellos, que los familiares de Lino Rodarte tuvieron que ver con eso.
Luego de muchas peripecias, mis antecesores se establecieron en Bakersfield, Ca., donde a la fecha viven algunos miembros de la familia. Otros regresamos a México y radicamos (como yo) en Tepic y en Guadalajara. Mi abuela disfrutaba cuando su madre le contaba todos los recuerdos que de su infancia tenía, y los fue escribiendo y guardando en un libro familiar que guardamos como gran tesoro. Y en esos apuntes aparecen muchas anécdotas de Lino Rodarte, muchas historias que algún día pondré en sus manos.
Cuando el juez de la acordada (que era como policía rural) aprehendió a Lino en El Cargadero, se lo llevaron a Jerez, pero no llegó vivo. Lo mataron en el camino pero no recuerdo como fue. Sus papás y familiares estaban asustados y nadie se atrevía a ir a Jerez a preguntar qué había pasado, porque ese mismo juez de letras los había amenazado, a pesar de que le ofrecieron todo lo que tenían para que no le hicieran daño. Fue don Trini, hermano del papá de Lino el que se animó a ir al Juzgado de Letras donde le dijeron que había muerto el 11 de marzo del 86.
Contaba mi bisabuela que a los poquitos días, un viejito del ranchito de Jomulquillo compuso las mañanitas a su padre. Que en las bodas y fiestas, las cantaba acompañado de un arpa. Y antes de hacerlo, se dirigía a todos explicándoles quien era Lino Rodarte.
Tenemos en nuestro poder una hoja volante, en papel muy delgado, color azul gris, con esas mañanas, y en la parte de abajo se lee: Imprenta Becerra, Zacatecas, 1902. Pero, esas mañanitas no se parecen gran cosa al corrido que actualmente es muy popular en el sur de California.
Además, en esos apuntes, está una foto. La única foto de Lino Rodarte. Escribe mi abuela que él y unos amigos fueron a Fresnillo en 1883 y se tomaron esa foto. Refiere que fue todo un acontecimiento, y la foto todos la querían, porque entonces era un lujo tomarse un retrato, aparte de lo costoso que era.
En la foto se puede ver que Lino Rodarte no era muy alto, y de ojos claros, cosa que confirman los apuntes “Lino tenía los ojos claros, y era muy bien parecido, por eso las mujeres lo querían mucho”.
Voy a ver con todos mis hermanos, para que me autoricen el enviarle una copia de todos esos apuntes y recuerdos que dejó mi abuela, estoy seguro que les dará muy buen uso.
P. D. Me cuentan que la casa de don Felipe Rodarte es ahora propiedad de un sacerdote. ¿Qué sabe usted de eso?
SOBRE INES CHAVEZ GARCIA, EL ATILA DEL BAJIO
Felicidades por el artículo.
Soy bisnieta de uno de los hombres más valientes que asesinó José Inés Chávez "El Atila del Bajío", en un pueblo de nombre Degollado, Jalisco el 24 de diciembre de 1917.
Mi abuelita tenía tan solo siete años y presenció todo -narrarlo tomaría mucho-..., Ella aún está viva y tiene cien años de edad. Desde que yo era pequeña me contaba de las atrocidades que vivieron cuando llegaron las gavillas de ese semejante criminal J. Inés Chávez. Ella vio a su papá muerto -fue quien lo reconoció- de entre los cadáveres, sin ojos (pues los tenía hermosos y se los sacó) y el estómago morado e inflamado. Y en el corazón un puñal.
Huyeron después de eso con mi bisabuela y ahora vivimos en Guadalajara Jalisco las generaciones que les presidimos.
No hay palabras para describir el daño que generó no solo a esos mártires sino a generaciones posteriores, pues debido al trauma que sufrieron con esa trágica matanza mi abuela siempre ha sido sumamente nerviosa y así educó a mi madre y así he sido formada yo, aunque con fortaleza para formar una nueva generación libre de traumas y violencia.
Coincido con usted en que la revolución no es como la pintan. Sus secuelas permanecen no solo en el ámbito político.
EL SANGUINARIO BANDIDO EPITACIO BAÑUELOS
En la historia de Epitacio Bañuelos, el que en las botas traía el oro, le faltó decir varias cosas: era un bandido desalmado, y la historia cuenta que Bañuelos tenía en su haber el asesinato de Diego Caldera del Salitrillo; en El Resbalón martirizó a Hilario Acosta, robó en la Hacienda de El Cuidado plagiando a Gregorio Llamas propietario de la misma, en Víboras robó a Antonio Fernández Ruvalcaba, asesinó al Juez de Huejúcar Cesáreo López, así como a José Acuña y a Timoteo Rodríguez. O sea, que por toda la región quedaron registros de sus fechorías. No tuvo empacho en matar, robar, secuestrar ni martirizar. Y sí, efectivamente le tocó al Jefe político Pedro Cabrera perseguirlo y fusilarlo.
Lo animamos a que siga compartiendo más narraciones regionales. Ojalá y pronto las pudiera publicar en un libro, como los que ya tiene.