La historia documentada de
Jerez nos dice que fue fundada en Noviembre de 1569 como Villa de Xerez de la
Frontera. Las casas de los españoles que la poblaron estuvieron alrededor del
pequeño templo parroquial de la Limpia Concepción. Tomando en cuenta nombres de
calles actuales, sus límites serían por el sur la calle de la Libertad, por el
norte la de San Luis, por el oriente la de Dolores y por el poniente la Bizarra
Capital.
Plano de 1772. Con una línea roja marcamos la calle Real. |
A los naturales que cohabitaron
con los primeros pobladores españoles se les asignó una especie de huerta al
poniente de la traza, que fue conocido como “El Pueblecito” o el “Barrio de San
Miguel” donde años después fincarían un pequeño templo dedicado a “San Miguel
Arcángel” que quedaba a pocos pasos de la Parroquia, pero separado por una
plazuela que los comunicaba solo por un pequeño callejón llamado “De la
Aurora”.
Presidencia Municipal en 1928. Foto de J. Rosario González. |
La calle que quedaba entre la
villa de Xerez y “El Pueblecito” corría hacia el sur y se convertía en el
camino real a Guadalajara. (Así se les llamaba a ciertos caminos que se suponía
estaban en condiciones de que viajara por ellos el Rey, aunque nunca vino ni viajo
por ellos).
Pronto, esa calle se fue
convirtiendo en una de las más importantes de la villa, conocida también como
“Calle de Nuestra Señora de Guadalupe”. Aunque las fincas más opulentas se
levantaron en lo que se conocía como “Barrio del Oro”, en esta calle tuvieron
su asiento las residencias de los españoles que tenían propiedades al sur de la
región.
Calle del Santuario, desde la rinconada. |
A fines del siglo XVIII, el
templo de San Miguel Arcángel, que era muy pequeño amenazaba ruina, por lo que
se decidió erigir un templo de mayores proporciones, y poner en el adoratorio
central a la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, que ya para entonces era
muy venerada.
Desde que se consagró el
Santuario, la calle fue llamada “Del Santuario” o también “Real” como se
conocía antes.
Con la edificación de la
Escuela de Niñas se abrió la calle que cerraba la plazuela que se conocía como
“de la Parroquia”, llamada luego “De Tacuba”. De igual manera se abrieron los
espacios que estaban atrás del Santuario conocidos como “Huerta de la Virgen”.
Todo esto le dio mucha importancia a la calle del Santuario, y sus fincas compitieron
con las de la calle “Cerrada de la Parroquia” o “Del Espejo”.
Luego de la Revolución, por un
corto tiempo fue nombrada la calle del Santuario como “Francisco I. Madero”,
nombre que no perduró mucho, pues luego se le impuso el del segundo poema más
conocido del poeta Ramón López Velarde, “Bizarra Capital”.
Actualmente es conocida
indistintamente como calle del Santuario o Bizarra Capital.
Descripción
breve de la calle del Santuario en 1910, (del historiador Margarito Acuña)
Al centro. "La Norma" junto al Santuario. |
Por la calle del Santuario que
divide la ciudad antigua diré que en la acera del poniente del Jardín está la
portada y frente de lo que fue la antigua Jefatura Política y anexa a la misma
la Penitenciaría en el siglo pasado y primera decena del actual. Es notable por
su estilo colonial; de sólida construcción aunque de mal gusto arquitectónico.
Siguen en la misma acera (hoy
casas comerciales) la que fue casa de don José María Carasa, donde vivió y
murió. Este señor era español que vino a México en un batallón de la Península,
el año de 1814 y le tocó militar en esta región contra los insurgentes. Cuando
terminó la guerra, él se vino a radicar a la entonces villa de Xerez,
Zacatecas, donde se licenció del batallón a que pertenecía.
Como algunos años estuve fuera
de Jerez, cuando volví a la ciudad a principios de este siglo, ya no existía el
señor don José Ma. Caraza. Parecía un Patriarca con su larga barba blanca que
le llegaba hasta el pecho; su extirpe a la fecha parece ya haberse extinguido.
El “Salón Verde” o “Casa del
Campesino” ocupa el lugar donde antes existía el Monte de Piedad (Montepío),
que se incendió sin saberse el motivo y en cuya catástrofe se perdió mucho
dinero en las prendas allí depositadas.
Edificio "De la Torre" que albergó la antigua escuela de niñas. |
En la esquina de la misma
cuadra está el edificio de dos pisos que por muchos años se llamó “La Norma”,
que fue antiguamente una de las mejores tiendas (Cajones se les llamaba
entonces a las que expendían ropa) de la Villa. La calle transversal que queda
al frente y que en su principio se llamó
del Reloj, después Calle Nueva y por fin Aquiles Serdán, no existía antes y fue
abierta para dar salida a la Plaza que está a espaldas de la antigua Parroquia
y de la antes dicha, a la calle Real, que algunos años después se conoció por
“Calle del Santuario”. La calle Real era muy transitada por las recuas y
viandantes que pasaban para el Real del Fresnillo o de este para Bolaños. Por
cierto que el Camino Real pasaba por la primitiva hacienda de La Labor, el
ranchito de los Ríos y el Niño Jesús, por haberle cambiado por razones de seguridad pues antes, en la Ermita y
Charquillos asaltaban los ladrones a los arrieros.
Frente al Santuario está el
hermoso edificio de la Escuela “De la Torre”, cuya fachada es de cantera y está
conceptuado como una verdadera obra de arte. Fue construida por el arquitecto
don Dámaso Muñetón, nacido en Tepetongo. El interior es reducido y
antihigiénico por lo que se le considera inapropiado para el uso a que se
destina.
El Santuario con sus dos torres
gemelas y sus hermosos pórticos simétricamente ubicados, son notables por su
construcción artística y de una belleza incomparable si se miran detenidamente.
Esta y las otras fotos son de 1928, de J. Rosario González. |
De la calle del Santuario
(Camino Real) solo diré que en ella estaba, en la esquina, frente al costado
sur de dicho templo, la Tienda llamada “La Aurora”, que desde el siglo pasado
era propiedad de don José Cabrera.
Por la misma calle Real o del
Santuario, y frente a donde antes estuvo la Presidencia Municipal (ahora el
Correo), se encontraba la casa de don Petronilo Colmenero, un señor alto,
delgado, y eterno litigante con los indios del Pueblo (Susticacán).
En la esquina de la calle del
Sol y del Santuario estaba la Tienda llamada “El Chin Chun Chan”, donde se
vendía el mejor pan de la ciudad.
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