lunes, 16 de junio de 2008

16 DE MAYO

BILLETES Y MONEDAS

Me cuentan que antes que el Banco de México fuera nombrado como la única institución facultada para emitir moneda, en cada entidad se fabricaba su papel circulante o billetes, el cual no era muy aceptado pues se prefería las monedas cuyo valor en metal era real, y no una vaga promesa de pago al portador.

Allá por 1891, el Banco de Zacatecas emitió unos billetes muy bien impresos que circularon en la última década del siglo XIX y principios del XX, que tenían bastante estimación tanto en Zacatecas como en Aguascalientes, pues en esos entonces el Banco de Zacatecas tenía fama de ser una institución muy sólida.

Los billetes eran de varias denominaciones y en ellos aparecía la efigie del jerezano gobernador Francisco García Salinas.

En el billete de a 50, al centro tiene un grabado donde se ve a una joven alimentando a una vaca, en el extremo izquierdo se encuentra un ranchero recargado en una parte de un corral y sujetando una guadaña. Lo curioso, es que más que un ranchero mexicano, parece europeo, ya que sus rasgos físicos son de cara larga y refinada, ojos y piel clara, además que su indumentaria parece la de alguien que vive en alguna región francesa. Bueno, tal vez esto se entendiera si vemos que estos billetes eran diseñados por la neoyorquina empresa “American Bank Note Company” que imprimió el papel moneda mexicano hasta 1968.

Este papel circulante, era llevado por los arrieros para hacer sus compras hasta en lugares de San Luis Potosí, donde a regañadientes era aceptado, pero su cambio era dado en el mismo papel.

Como no había monedas para dar los cambios, entonces los billetes eran cortados en cuatro partes, y en cada parte firmaba alguna autoridad que atestiguara el corte. Así, el arriero pagaba lo necesario y cuando se juntaban las cuatro partes del billete, se enviaban al Banco de Zacatecas para su reposición.

En la época prerevolucionaria, los jerezanos usaban de este papel como muy normal, ya que uno de los socios del Banco de Zacatecas lo había sido el Lic. Luis Escobedo quien dirigía el emporio comercial “Juan P. Escobedo Sucesores” que abastecía no solo a Jerez sino incluso a Zacatecas, dueño de la “Compañía Industrial de Fósforos” y de “El Palacio de Cristal”, además del negocio de telas de don Ignacio Escobedo en el Portal Humboldt. Propietarios también de la fábrica de cigarros “La Nacional”, mediante la cual impulsaron por un tiempo el cultivo del tabaco en la región, que luego se utilizaba para fabricar los cigarros de papel de arroz y lino.

Su fábrica de muebles llamada “El Progreso” era dirigida por Andrés U. Buhr, localizada en la calle de la Parroquia, en el número 24, finca que en 1896 compraran a don Francisco Llamas Carrillo para habilitarla como una moderna fábrica de muebles, utilizando maderas finas que se obtenían del aserradero de La Tinajita, cercano a Monte Escobedo, probablemente también de la familia. El aserradero tenía excelente maquinaria, además de una estufa y secadora para el desfleme de madera. “El Progreso” tenía como anexos una pequeña fábrica de aguarrás y otra de espejos. Esta familia, los Escobedo, fue una de las más significativas del Jerez porfiriano, no sólo por sus propiedades y capital, sino porque generaba un buen número de empleos.
Aparte, don Luis Escobedo era concesionario de grandes firmas como “M. Lambert y Cía.”, “Torre y Gutiérrez Sucr.”, “Cervecería de San Luis”” y “Juan Dockelar Sucr.”.

Pero, no solo los Escobedo detentaban el comercio jerezano. Entre los más populares estaban “El Centro Mercantil” de don Julio Casas y en el cual se vendía ropa; los negocios de telas de don Alfredo Reveles, Ignacio Escobedo y Francisco Gloria debajo del Portal Humboldt; las zapaterías “La Sorpresa”, en la Plaza Tacuba frente al Colegio de Niñas y “El Nuevo Mundo” de doña Vicentita Camacho; las tiendas de abarrotes “El Globo” de don Merced Juárez (donde está ahora el Salón Carta Blanca). “La Marina” propiedad de Melesio Cabral en la calle de Moctezuma. “El Sol” de don Chencho Salas en la calle del Alamo. Estaba también “La Bola” de don Jacinto Carlos y Mariano de Haro que tenía artículos de importación y “La Esmeralda” ubicada en la calle de Mina.

Otras fueron “El Chinchunchán” de Darío García, en la calle del Espejo. “La Fantasía” en la de la Fortuna.La Bufa” de don Petronilo Colmenero que se ubicaba en la Plaza Principal, la del “Ciprés” atendida por don Zeferino. “La Colonia” de don Marcos Dena en la calle del Hospital, y “La Norma” que se ubicaba en la esquina norte del Santuario, propiedad de Sixto y José Cabrera.

Y siguiendo con los billetes y monedas, además de los que el Banco de Zacatecas emitió con la imagen de Francisco García Salinas, he visto otros billetitos que los revolucionarios jerezanos imprimieron, y al que el pueblo dio por llamar “las palomas del tío justo” pues fue el General don Justo Avila quien impuso su circulación. También tengo algunos del tiempo de los cristeros, que circulaban solo en determinadas zonas del país. (Por ejemplo, en Mezquitic, Huejuquilla, Chalchihuites y en Jerez también se vieron).

LA HISTORIA CICLICA. Ya lo dije una vez, y lo reitero: el entusiasmo por la conservación y el conocimiento de la historia local va por ciclos, después se olvida. Y como se vienen los festejos del aniversario de López Velarde, no se de donde han surgido un montón de investigadores que quieren saber detalles que suponen desconocidos de la vida del vate jerezano. Que de que color era su bacinica, que si tenía mirasol, que si era con bordes azules y tapa. Que de qué número calzaba, que si tenía juanetes. Buscan y rebuscan en lo buscado detalles que suponen nadie conoce. Hacen glosas locas a su poesía. Glosas que ya se han hecho por escritores de renombre. En Junio, tales investigadores se paran como pavorreales esperando que todo mundo les elogie su disertación, y después… después el olvido. Lo bueno es que ya hay donde enviarlos para que les orienten, para que les presten fotografías antiguas y documentos que siempre se pierden, ahí, con el IVA. (Prometí no hablar mal de nadie en este mes de mayo, por ser el mes de la madre).

EL MESON DEL SILENCIO. Para la próxima semana tendré listo un relato sobre el Mesón del Silencio, que muy pocos saben donde se ubicaba. No encontré los documentos que tengo de él, así que los seguiré buscando.

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