RECLAMACIONES. “Habemos regidores que somos muy cultos” me dijo una persona sobre lo que comenté la semana anterior de los Juegos Florales, agregando que lo que yo escribí era retrógrada, falto de información y de visión a futuro. Bueno, realmente yo no estoy en contra de que no se hagan, pero creo que desde su nacimiento vienen viciados. Tal vez los organizadores se quisieron proyectar de una vez “a lo grande”. “Jerez es un pueblo mágico y eso hay qué pregonarlo a todo el mundo, los resultados vendrán después” –insistía el regidor culto-. Tampoco estoy de acuerdo, Jerez está dentro del programa “Pueblos Mágicos” y algunas gentes, con entusiasmo desmedido y falta de conocimiento, están fincando los techos sin pensar en las paredes ni en los cimientos. Le están dando en toda la madre a las tradiciones, costumbres y a la identidad que caracterizaba a nuestra pequeña ciudad y que la hizo ser merecedora de ingresar al citado Programa. Nunca he estado de acuerdo con la fisonomía que los sabihondos arquitontos de Zacatecas pretenden darle a Jerez. ¡Qué espantosas esas orejas de elefante que “adornan” la parroquia! Calles adoquinadas “a lo güey”, y espérense, que pronto vienen los arreglos de fachadas.
Volviendo al tema de los Juegos, ¿No cree usted que sería más loable que se realizara un “Certamen de Poesía y Narrativa Regional”, en el que pudieran participar todos los poetas y escritores de la región –que no pueden aspirar a ganar un premio de los susodichos “Juegos Florales” pues ahí se placean purititas chuchas cuereras muy ladinas y bien amaestradas en esas lides?. Yo pienso que le daría más realce a Jerez, porque se le estaría dando la oportunidad a gente de la región, de Jerez y los municipios vecinos para que dieran a conocer su obra. Los premios quedarían en casa y se gastarían en casa. La obra publicada se vería, se leería y se comentaría en los hogares regionales. El o los escritores ganadores ganarían la aclamación y el reconocimiento popular, y esto serviría para que más paisanos se esforzaran por cultivar las bellas artes. Los Juegos Florales llegaron, pasaron y le apuesto que nadie se acuerda quienes fueron los premiados, ni de estos ni de los anteriores. Esa es mi opinión muy particular, muy propia y que hoy comparto con ustedes.
LAS HACIENDAS DE LA REGION
A petición de un lector, que me pide explique que eran las “Haciendas” que tanto menciono en mis libros y narraciones:
Las Haciendas fueron importantes centros agrícolas y ganaderos, que durante toda la época de la colonia, el siglo XIX y principios del siglo XX predominaron en todo el país. Se habla que muchas de ellas eran completamente autosuficientes. El mando de ellas estaba en el casco o casa grande, donde vivía la familia del hacendado, y en su entorno existían otras casas más modestas destinadas al personal de confianza, como mayordomos, administradores, capataces. Más lejos del casco, preferentemente en los centros de labor, vivían los peones “acasillados” y en chozas o ranchitos de agua, los peones de tarea, que eran jornaleros que ocasionalmente (en tiempos de siembra o cosecha) prestaban sus servicios a la hacienda.
Dentro del casco, en la mayoría de las Haciendas se erigía una capilla en la que se daban los servicios religiosos a todos los habitantes. Existían las trojes, las eras para guardar y moler los granos, así como los corrales y establos para los animales que se criaban en grandes cantidades.
Tal sistema llegó a su fin cuando se vino el movimiento revolucionario, mismo que culminó con una nueva legislación agraria, por medio de la cual se repartieron casi todos los bienes inmuebles de los hacendados. Como resultado de este reparto agrario, la mayoría de las haciendas se hicieron ejidos, y entonces, muchos de los beneficiados, destruyeron vandálicamente las casas grandes, quedando ahora solo ruinas de ellas. Y de los ejidos, ya ni quien se acuerde.
Actualmente, muy pocas de estas fincas se han rescatado y se han habilitado como hoteles, residencias particulares o como viviendas comunales, pero muchas han caído en el olvido y la indiferencia (como La Labor, Buenavista, Malpaso, El Tesorero, etc.
La mayoría de las ex haciendas son fuente de investigación histórica, pues se relacionan con el poder, la vieja nobleza rural de la región, la agricultura y la ganadería. Es interesante el buscar como era la construcción original de las mismas, sus “castillos” (como Buenavista), los “laberintos” (como se dice existía en la de Malpaso), los cascos que interiormente muestran grandes espacios con habitaciones, patios y corredores con arquerías de medio punto. En algunas más lujosas se aprecian estilos neoclásicos y hasta barroco. En su construcción se utilizó preferentemente la cantera, piedra labrada, adobe, tabique, cal, etc. Sus muebles eran macizos, y además tenían elementos de lujo europeo (preferentemente franceses). Algunas haciendas contaban con jardines, norias, fuentes, acueductos, molinos, etc.
EL TESORO DE PACO PELON
En Malpaso, es muy recordada la leyenda del tesoro de “Paco Pelón”, de quien los estudiosos no se han puesto de acuerdo sobre su verdadera identidad, pero creen que su nombre era Francisco de Crespo Apezechea (Pichichea).
Cuentan que a finales del siglo XIX, se presentó en Malpaso esta persona con una carreta llena de monedas de oro, pretendiendo comprar la hacienda, que había pertenecido a su familia muchos años antes. Don Benjamín Gómez Gordoa, dueño del lugar como no estaba en su ánimo vender, invita muy cordialmente al Pichichea a quedarse unos días, mientras investigan si hay alguna hacienda cercana en venta que le gustara.
El Pichichea se queda, y tiene trato con toda la gente de la hacienda, por lo que muchos creían que era el dueño. Dicen que era extremadamente feo, y que había sufrido el rechazo de una zacatecana dama, que para evitar el asedio se había metido de monja, por lo que Francisco de Crespo se encierra en la habitación que le habían destinado en la Hacienda. No salía para nada. Sus alimentos se los pasaban en una bandeja por debajo de la puerta. Y cuentan que, como no sacaba la bacinilla ni nada, los desechos se fueron acumulando en el interior del cuarto, formando una pestilencia gacha, que ya se sentía por gran parte de la casa grande.
Platican que ese encierro se prolongó por muchos años, más de cinco, y que en las noches se escuchaban maldiciones, invocaciones al chamuco, hasta que los habitantes de la casa notaron que los ruidos eran esporádicos, entonces abrieron el cuarto y encontraron al Pichichea moribundo, muy flaco, barbón, completamente desfigurado.
En cuanto murió, dicen que fue sepultado en el interior del Templo, y luego en el atrio, pero que la tierra no lo quería, hasta que lo mandaron al panteón. Como se suponía lo enterraron con toda su lana, luego luego los lugareños excavaron pero solo encontraron en el esqueleto un anillo, que desprendieron con todo y dedo.
De la tumba violada, nadie se hizo cargo, y cuentan que los huesos andaban rodando luego y nadie se preocupó por volverlos a sepultar.
Después, dicen que el Pichichea o Paco Pelón se aparecía por toda la Hacienda, y que ni con la bendición del Cura se iba el siniestro espíritu.
Muchos buscaron por toda la Hacienda el fabuloso tesoro de Francisco Crespo de Apezechea, y al parecer todavía no lo encuentran.
Esta leyenda la leí en el libro del Dr. José Humberto Vargas Alonso, que no se quien fregados se llevó de mi biblioteca. El que lo tenga, por favor, devuélvamelo y evítese unas cuantas maldiciones nahuas.
LA GUERRA BIOLOGICA MEXICANA
Leyendo un libro de Paco Ignacio Taibo sobre la revolución mexicana, encontré un dato, que entonces sonaría descabellado, pero que ahora vemos que es completamente factible.
Para evitar la invasión americana, el profesor García de Letona le propuso a mediados de febrero de 1913 a Huerta un plan muy completo para detener a los gringos: Hacer una alianza con Japón, electrificar el país, armar con bombas de mano a 150 mil soldaderas, preparar cultivos de fiebre amarilla y soltar jaulitas repletas de moscos en sus campamentos, inocular de rabia a todos los perros disponibles y echárselos…
Excelente página Miguel. De acuerdo con el asunto de los juegos florales. Es muy raro encontrarse con personas que mencionen que La Labor era una Hacienda importante, seguro como dices por el olvido. Te seguiré visitando paisano.
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