viernes, 9 de noviembre de 2012

CARTA ABIERTA PARA LALO LOPEZ


PONLE BOZAL Y FRENO A TU PATRULLERO “VICENTE FERNANDEZ” (Sí como no)

Como siempre andas a la carrera, no pude verte en toda la semana, y a tu secre Alberto apenas lo ví el viernes, es por lo que utilizo este medio y así tengo la seguridad que alguno de tus allegados o aduladores te comentará lo que en seguida expongo:
Sucede que el domingo anterior, poco después de las seis de la tarde, Tato (mi hijo que se llama como yo, pero en el relato lo nombraré así para mayor comodidad) y un amigo salieron de mi casa con destino a Zacatecas, como cada domingo lo hacen, para estar listos al día siguiente para sus estudios que comienzan desde las siete de la mañana.
Para economizar y viajar con seguridad se van en un carrito blanco y se cooperan de los gastos de gasolina, y precisamente estaban formados en la gasolinera cuando fueron detenidos por la patrulla 142 (una que tiene la defensa delantera pintada de rojo). El patrullero, medio cacarizo, moreno y con un vocabulario de lo más corriente los hizo bajar del auto diciéndoles con palabras “gachas y ofensivas” que porqué les habían gritado momentos antes “¡Ora culos!”. Tato y su amigo le aseguraron que ellos no habían sido, que ellos necesitaban llegar a Zacatecas antes de que anocheciera (el amigo de Tato de noche no ve muy bien) y no se entretenían en gritar a nadie. El patrullero siguió insultándolos diciéndoles que tuvieran güevitos, que él tenía “unas orejotas bien chingonas que Dios le dio” y que no le fallaban. Solo le faltó jurar ante Dios que ellos habían sido, pero como no ha de conocer a Dios, no juró.
Los muchachos insistieron que ellos en ningún momento les habían gritado ni ofendido (realmente quien les gritó eran los cinco ocupantes de un carro verde, pero como los policías vieron que eran muchos y andaban medio alcoholizados optaron por desquitarse con otros). El patrullero no hizo caso a los razonamientos, y siguió insultándolos de forma verbal. Le daban mil razones para que no los entretuvieran pero él replicaba “A mi ningún hijo de la chingada me va a decir qué tengo qué hacer. Aquí el que manda soy yo”. Total, se los llevaron en la patrulla a la dirección de seguridad pública por un camino desconocido. Cinco policías, uno de ellos con pasamontañas y arma larga apuntándoles en todo momento, como si fueran los criminales más buscados de todo México.
En la dirección de seguridad pública siguió la agresión, pues el oficial de barandilla al pedirles sus datos los estuvo insultando, llamándolos por “papi”, “solecito”, y cosas así. Al reclamarle Tato que no le diera apodos porque su nombre era Luis Miguel Berumen Vargas y pedirle al patrullero se identificara, el patrullero le dijo “yo soy Vicente Fernández”. Y con un coraje que se traslucía y estaba a punto de estallar lo amenazó: “No busques más problemas de los que ya tienes chavo, porque te puede ir mal”. Ahí les dijeron que los iban a tener mínimo seis horas encerrados, pero a Tato, que a lo mejor lo dejaban hasta el día siguiente por hocicón. Anotaron en el libro que los apresaron por insultos a la autoridad, a los que Tato insistió anotaran “supuestos”. ¡Ah! Y también insinuaron que andaban tomados. (Cosa completamente falsa, y que a petición de la mamá del amigo de Tato no pudieron comprobar).
Mi hijo pidió le permitieran hacer una llamada, a lo que hubo completa negativa. Afortunadamente, el otro muchacho alcanzó a enviarle un mensaje a su mamá antes de que les quitaran sus objetos personales.
Los encerraron, y hasta que se le dio su gana el juez calificador fue a darse una vuelta diciéndoles que en un rato más los dejaba libres, que “les iba a hacer el paro y no les iba a cobrar multa”. ¿Multa por qué? Si las supuestas agresiones a los policías de la patrulla 142 no las pudieron probar.
Afortunadamente los papás del compañero de Tato vieron el mensaje e inmediatamente se dirigieron hasta el edificio de la policía, y ahí el Juez calificador dijo que los atendería luego de que terminara con un “asunto más urgente”. El asunto urgente duró como dos horas. Y al final, luego de la enérgica reclamación de los papás, dejaron libres a los muchachos. Eso sí, el juez calificador pidió disculpas. Pero las sorpresas siguieron, pues al regresarle sus cosas, las monedas que llevaban “desaparecieron”. Todos los anónimos policías fingieron amnesia (por no decir demencia). Ya era noche cuando bien nerviosos, pudieron retomar su viaje a Zacatecas.
En este caso hubo abuso de autoridad, intimidación, agresión verbal (y casi física), excesivo uso de aparato policial para terminar en “usted disculpe”. La pregunta es la siguiente, Lalo: Si no hubieran visto el mensaje los papás del compañero de Tato, ¿Qué hubiera ocurrido? ¿Realmente pasarían detenidos toda la noche en el edificio de la policía? ¿O serían llevados a otra parte? Eso lo pregunto porque en la detención no se siguieron los protocolos que al respecto hay y la actitud del patrullero indicaba todo, menos que era un guardián de la ley.
Siempre que mi hijo sale a Zacatecas, nos envía un mensaje cuando llega. Imagínate Lalo tú que ya tienes hijos que están creciendo y pronto irán a la universidad: La incertidumbre que tendríamos al no recibir el mensaje, la angustia de no saber dónde buscarlo, gracias al abusivo patrullero de la 142 al cual sus “orejotas bien chingonas” le fallaron. Fue una detención completamente injustificada, y repito Lalo: hubo abuso de autoridad, agresión verbal, intimidación y excesivo uso del aparato policiaco. Te he buscado para contarte de viva voz todo esto, pero es muy difícil platicar contigo.
Lalo, soy tu amigo desde que eras un niño, también fui amigo de tu padre, trabajo en la administración municipal, pero antes que eso, soy un padre de familia que antepone todo por el bienestar y seguridad de su esposa e hijo. Nuestra familia ha sido víctima de cinco robos, a pesar de que vivimos en el centro de la ciudad. ¿Y por qué son los robos? Porque no hay policía preventiva. ¿De quién tenemos qué cuidarnos? ¿De los patrulleros como el de la 142 que maneja la ley como a él se le antoje? ¿De los agentes policiacos ineptos y –quizá- coludidos con criminales? ¿En manos de quién estamos?
Resulta irónico que en Zacatecas estén preparando a grupos de policías como “Amigos del turista”. ¿Y en Jerez? ¿De qué son amigos los policías? ¿De lo ajeno? (Ya ves que hasta las moneditas que traían y que en los separos les quitaron con sus pertenencias desaparecieron). ¿Son amigos de la rapiña? ¿De sentirse fuertes y poderosos ante los débiles?.¿Son amigos de qué…??
Yo conmino a tu patrullero (se supone que eres tú quien responde por la policía), a que esa misma energía que tuvo para detener a Tato y a su amigo la tenga para detener a los malosos, a los verdaderos delincuentes. Que ese ardor que tuvo para gritarles toda clase de frases y palabras ofensivas e hirientes las use para que les grite a todo pulmón a los que están en contra de nuestro deseo de vivir en un Jerez tranquilo.
No te pido nada Lalo, no pido que les llamen la atención ni nada, no pido una disculpa que de nada sirve, al cabo “perro que come huevos, aunque le rompan el hocico”, solo quiero que quede este precedente público de la forma de actuar de tus agentes “policiacos” que todo cuidan, menos lo que deben cuidar. Por último, como Tato fue amenazado repetidas veces por el susodicho patrullero (del que no logramos saber su nombre real en su momento, pero ya sabemos quien es) por este medio hago responsable de cualquier acontecimiento violento, robo o daño que tenga que ver con mi familia a la Policía Preventiva de Jerez.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi estimado amigo Miguel B. Lo que le sucedió a Tato es muy lamentable, ojalá y no haya represalias en el futuro lejano o inmediato, de cualquier manera el antecedente queda.

Mis mejores deseos para usted y su familia.

Saludos desde Jalisco.