Tratando
de entender los cambios que sufre continuamente nuestra ciudad, pregunté al
eminente Doctor en Arquitectura Carlos Lira Vázquez (con quien tengo una
amistad entrañable), cómo podría hacer para remontarme en el tiempo y poder
saber cómo se han transformado las calles de Jerez durante sus 445 años de
existencia. Carlos Lira –amable como siempre- me aconsejó que entre otras
cosas, me asesorara por un buen arqueólogo que manejara a la perfección lo que
es la “arqueología urbana”. Yo entendía la arqueología de otra manera, además
que no conozco aquí en Jerez a ningún arqueólogo de valía que quiera compartir
sus conocimientos conmigo de a gratis.
Ahondando
en el tema, leí que esa modalidad de arqueología estudia todo lo que impulsa y
provoca cambios en el territorio, tanto en lo geomórfico, urbanístico,
organizativo y social. Se parte de la idea que la ciudad es un ente vivo, en
constante cambio y evolución. El patrimonio arqueológico es algo más que los
restos recuperados del estudio del subsuelo. La aplicación de registro de los
arqueólogos al estudio de edificios o de retículas urbanas ha comportado un
progreso fundamental en el conocimiento de la ciudad histórica.
La
primera descripción que he encontrado de las casas de Jerez, está en “Las
Relaciones Geográficas de la Villa de Xerez” de 1584, cuyo manuscrito original
está en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid, bajo la
signatura "9.25-4/4662-VIII”. La transcripción ha sido realizada por
Francisco del Paso y Troncoso. Citada por Valentín García Juárez en "Historia de la Fundación de
Jerez" y por Eugenio del Hoyo en "Jerez
corona a su Reina" (Revista realizada en 1961). En mi archivo
particular existe una copia facsimilar extraída directamente de los originales
que están en Madrid. (Aclaro: no está en Internet). Y ahí dice en la
contestación a la trigésima primera pregunta: “… que los edificios de las casas
en que viven en esta dicha Villa son casas bajas, sin sobrados, de tapias de
tierra muerta y, las cubiertas, con vigas y terrados de tierra, la cual madera
se trae de los montes de Tlaltenango, a dieciocho leguas de aquí, que es donde
se labra la dicha madera, porque por causas de la guerra no la osan sacar de
las sierras comarcanas a ellas…”.
Luego,
en diversos documentos tenemos descripciones pero solo de los edificios
representativos de la arquitectura religiosa (templo de la Limpia Concepción y capilla
del Hospital de San Miguel).
A
fines del siglo XVIII y principios del XIX encontramos censos donde se
especifican barrios de la villa de Xerez, incluso hasta una solicitud que hace
el ayuntamiento de la villa ante el intendente de la provincia de Zacatecas,
que lo era Francisco Rendón, para obligar “por medios suaves” a los vecinos
para que blanqueen el frente de sus casas.
Para 1800, la
villa de Xerez de la Frontera no era lo que creemos, solo un caserío informe,
casas de adobe, chozas y ranchitos o puestos. Ni siquiera por la calle del
Espejo donde vivían los descendientes de los fundadores los edificios
presentaban características que los hicieran duraderos. Fue hasta el siglo XIX
en que se construyeron formalmente los edificios que hoy caracterizan a nuestra
ciudad. Mismos edificios que sufrieron el abandono, el saqueo, la destrucción,
siendo reconstruídos parcialmente en la década de los treinta del siglo XX. Bastante
ha cambiado el nombre de las calles de Jerez desde el siglo XIX hasta la
actualidad. Desde principios del 1800, cuando se determinó por mandato el
urbanizar la Villa
de Xerez, algunos barrios y calles comenzaron a ser conocidos, como el ya
legendario Barrio de San Miguel en la parte poniente de la villa, el barrio
“Del Oro”(que era originalmente donde se fincó la villa de Xerez); el barrio de
“los de Guanajuato” (toda la salida norte), el rancho de San Pedro, el barrio
del rescoldillo, llamado así, porque ahí vivía “el rescoldo” de la sociedad,
gente pobre que no tenía ni para comprar ropa. Hay nombres que no nos
imaginamos siquiera a qué calle actual corresponden.
Después,
la documentación es más rica y así podemos reescribir la historia jerezana,
aunque a veces hay confusión, por los nombres antiguos de las calles. Y ahí les
van algunos: callejón de la Cerbatana, del Recuerdo, de Diana, del Nardo, de
los Pajaritos, de la Palma, del Jardín, de las Campanas, de Nuestra Señora de
Guadalupe. Calles como: Del Relox, de la Purísima, de los Gallos, Tacuba, del Álamo,
cerrada de la Parroquia, Molinos de San José, de las Higueras, etc. Plazuelas
como de la Loza y del Mercado.
Con
el invento de la fotografía se enriquecen los testimonios gráficos de lo que
era Jerez. Hay varias colecciones de gráficas que nos van presentando diversas
etapas de nuestra ciudad. Por ejemplo,
la colección del Pbro. J. Rosario González, de 1928, que es la más rica de
todas. La colección “Garfias” de la que he podido resguardar gran parte y que
nos presenta los frentes de las casas jerezanas en la década de los 70, y
muchas otras colecciones particulares.
De
lo casi que no he encontrado fotos, es de cuando se amplió la calle de San Luis
y Emilio Carranza (Del Hospicio), solo recuerdo que por muchos años los frentes
de las casas seguían derrumbados. Si alguien tiene gráficas de ese entonces
(1964-65) le agradeceré me permitiera copiarlas.
Con
la reconstrucción de los frentes de las fincas del primer cuadro de la ciudad,
al tumbarles por completo el enjarre, pude apreciar las diversas
reconstrucciones, cómo eran los vanos de puertas y ventanas, las diversas
modificaciones, y apoyado con muchas fotos que estuve tomando, aunque se
enojaran los encargados de obra, enriquecí mucho los conocimientos sobre las
fincas jerezanas. Es un proyecto en el que he estado trabajando por varios
años, y me gustaría podré ofrecer un trabajo bien documentado, bien explícito
sobre historia, leyendas y narraciones de las calles de Jerez.
Por
cierto, las placas de cantera que se pusieron en varias calles de Jerez en que
se aprecian fechas desde que supuestamente llevan el nombre, son solo una buena
intención, pues no tienen nada de veracidad histórica…
FRESNILLO. El
sábado 30 de septiembre fui invitado a participar en un foro de historia en
Fresnillo, organizado por el “Club amigos de Fresnillo”. Aunque me dio “pánico
escénico” cuando me tocó exponer, le hice la lucha de salir adelante, y más mal
que bien saqué al gallo de la milpa. Parece que les gustó. Por cierto me
preguntaron por los cronistas de Jerez, pero solo les pude dar razón del
adjunto, Héctor Manuel Rodríguez Nava, que es el único que anda en joda. Los otros,
nomás presumen que son y uno hasta su credencial de la asociación de cronistas
se la cuelga de la camisa o camisola, pa’ que vean que sí es… pero nunca he
sabido que haya escrito una sola crónica.
LIBROS.
Todavía hay libros. “Leyendas y Relatos de Jerez” (5 tomos), “Conozco Jerez”,
“Historias de aparecidos y Tesoros”, “La cocina tradicional jerezana”, “Retazos
de mi mantel” y otros. Los puede encontrar en los portales del mercado (en la
REBOCERÍA DE FRANCIS), en VIDEO REC (por la calle de
San Luis), PUBLICACIONES SOFIA (calle San Luis antes de llegar al puente), Casa
Museo de “Ramón López Velarde”, ARTESANIAS VIQUEZ (junto a la Presidencia),
REGALOS ALEJANDRA (calle San Luis No. 76 A), “DELICIA JEREZANA” (Calle Juárez,
cerca de la Parroquia), ARTESANÍAS DEL SANTUARIO (Calle Aquiles Serdán),
CHOCOLATE EVEYLOR (Esquina Aurora y calle del Espejo, donde estaba “La Bola”) y
en REFORMA 51 (en la Plazuela, frente a donde está don Carlos García, el Porky,
con sus duros y tostadas).