En el transcurso de la semana recibí varias reclamaciones de personas que manifestaron su descontento por mi escrito “La cultura no va con los gases”, y es que me decían que tampoco mi forma de escribir va con la cultura. Al respecto debo decir que nunca he presumido que sea una persona culta, yo siempre he escrito de lo que veo, de lo que me cuentan, de lo que siento, de lo que pienso, de lo que leo y no me jacto de pertenecer a esa élite de vacas y vacos sagrados que se creen dueños de la cultura jerezana… También me dijeron que me había descubierto solito, que yo era “el pitirijas”. Pues no, porque hasta presumido soy, y me gusta ponerle mi firma a todos mis escritos. Al Pitirijas y su compa el chisperrón, los conozco y reconozco su ingenio y su aguda picardía, pero no hay ninguna relación con lo que yo plasmo en esta página. Y por cierto, envío un saludo al Pitirijas que pronto celebra su cumpleaños.
LA CALLE DE DOS BURROS. Me gustó la plática de antaño que ofreciera Javier el domingo pasado, acerca del ensanchamiento de la calle Suave Patria y Emilio Carranza, porque me ayudó a llenar un vacío de la historia jerezana. Hace tiempo yo había solicitado que quien tuviera fotografías de esas calles antes de que se hicieran de cuatro burros (antes eran de dos burros, uno de ida y otro de venida). Pues sí he tenido respuesta y ya tengo varias gráficas donde se puede ver lo angosto de las calles. Incluso hay otras cuando se están derrumbando algunos frentes, pero por desgracia no he encontrado ninguna fotografía de lo que fuera el Oratorio que estaba por la Emilio Carranza casi esquina con Rosales y solo vagos (muy vagos) recuerdos guardo de él. Si alguien tiene alguna fotografía le agradecería me la prestara tan solo cinco minutos (mientras la copio).
Y… también recibí más documentos de la Casa de la Rinconada, donde en el ala norte se pretendía hacer el Museo de la Charrería y en el ala sur se encontró una galería subterránea que originalmente tuvo otros fines y después fue adaptada como fosa séptica. Por cierto, me reclamaron por la alusión que hice de Lisseth Murillo, que la andaba destapando antes de tiempo. Tal vez, pero de cualquier forma a esta muchacha yo le auguró un gran futuro, pues es muy inteligente, es joven, no está maleada, y con apoyo podrá hacer grandes cosas. Les ofrezco parte de la historia de esa casona:
En 1805, el Gobierno de Zacatecas emitió unas ordenanzas para que los habitantes de la Villa de Xerez blanquearan sus casas. Esto unido a la petición que hiciera don Martín Díaz de Inguanzo para construir portalería en su casa al costado norte de la plaza de la villa, hizo pensar a los habitantes en la necesidad de hacer sus fincas más sólidas y utilizando materiales no tan deleznables como el adobe.
De principios del siglo XIX procede pues, la finca “de la rinconada de la calle del Santuario”, cuyos dueños fueron familiares de los poseedores de la Hacienda de “La Santa Fe”.
Esta casona, es la única que en aquellos años contaba con “oratorio, escritorio y bodega”, y pertenecía a la señora Refugio Rubalcaba de Llamas, esposa de Francisco de P. Llamas Río. Se localiza en la segunda calle del Santuario No. 28, manzana 1ª. Del Cuartel IV (Archivo Histórico de Zacatecas. Notarías. Jerez. Pedro C. López. 1895. Caja 9. No. 21, foja 25v.).
Don Francisco de P. Llamas siempre estuvo ligado con la clase política jerezana, fungiendo en varias ocasiones como juez de paz, síndico y regidor.
Una característica de esta casa, es el enorme portón que da paso al zaguán, y que servía para que atravesando todo el primer patio, los carros y carruajes entraran hasta el tercer patio para ser guardados, ya que no tiene “puerta falsa” como la mayoría de las residencias del Jerez antiguo.
Se cuenta que en los años de la intervención francesa, las tropas intervencionistas hicieron cuartel en el derruído y abandonado Templo de Guadalupe, cuyo frente estaba sobre el oriente de la calle del Espejo, y cuando fueron copados por los republicanos, al no tener salida, ingresaron a uno de los túneles que comunicaban a varias fincas céntricas, y vagando por los subterráneos jerezanos fueron a salir a la parte trasera de esta casa, logrando escapar luego hacia el sur de la calle del Santuario. Años después, la entrada de esta galería era conocida como “la puerta por donde escaparon los soldados de Miramón”. Anteriormente, entre el enlozado de piedra negra del patio, se podían ver los respiraderos de la galería subterránea que servía como comunicación secreta entre varias mansiones de pudientes e iglesias.
Hay que aclarar que en las construcciones jerezanas antiguas se pueden encontrar tres tipos de construcciones subterráneas: la despensa, que era un cuarto subterráneo, por lo regular su acceso era por la cocina. Este cuarto se llenaba de arena, y ahí se guardaban frutas, verduras, carnes a medio cocer, vinos y conservas, en un ambiente de frescura y con ausencia de luz solar.
La otra fosa, era de “del común”, pero se encuentra generalmente al lado sur de las edificaciones, al lado contrario del pozo, pues los veneros del agua vienen del norponiente, así se evita su contaminación.
Y lo conocido como el túnel, son galerías perfectamente ademadas, de piedra, cantera y ladrillo.
En esta casa, una de las entradas se encuentra en el patio trasero, de ahí la galería originalmente seguía hacia el poniente, cortando luego hacia el norte, para comunicar con otras casas del centro de Jerez.
Cuando las tropas revolucionarias tomaron Jerez, el 19 de Abril de 1913, muchos jerezanos huyeron abandonando sus regias mansiones o dejándolas en manos de administradores o gente de confianza que luego se convertiría en su propietario.
La casa de la rinconada fue dejada al Sr. Cura Francisco Javier Reveles, quien mucha influencia tuvo en la región durante el primer cuarto del siglo XX.
Cuentan de este sacerdote que tenía “el don de la ubicuidad”, ya que podía estar en el Templo Parroquial o el Santuario sin que nadie lo viera entrar o salir, y muchos aseguraban que era porque utilizaba los túneles para trasladarse sin problemas.
En el oratorio de la casona, el Sr. Cura Reveles muchas veces llegó a hacer oficios religiosos en los años álgidos de la revolución y la guerra cristera.
En el Manifestador central se encontraba una pintura de Nuestra Señora del Refugio, quizá puesta ahí por su antigua propietaria doña Refugio Rubalcaba, y una imagen de bulto de San Francisco en el nicho lateral.
Tales imágenes fueron sacadas del oratorio por el Pbro. Reveles cuando se fue a vivir a la ciudad de México.
Por los años 30, don Alí Sabag Huraibe se instaló en esa casona, donde puso también una fábrica de pantalón de pechera, no durando mucho tiempo ahí.
Años después, la finca fue ocupada por el Colegio de Niñas, y en el oratorio, las niñas de tercer año recibían su instrucción, además de que servía de salón de costura.
SE CAYÓ DON DANNY. Me comentaron que en las excavaciones locas que están haciendo por la calle de la Acordada, mi gran amigo Daniel de la Cruz desafortunadamente se cayó, al parecer se lastimó una rodilla. Espero que no le haya pasado nada grave y ojalá haya descargado su rabia mentándoles la madre bien y bonito a los topos que tienen Jerez hecho un desastre.
LA CALLE DE DOS BURROS. Me gustó la plática de antaño que ofreciera Javier el domingo pasado, acerca del ensanchamiento de la calle Suave Patria y Emilio Carranza, porque me ayudó a llenar un vacío de la historia jerezana. Hace tiempo yo había solicitado que quien tuviera fotografías de esas calles antes de que se hicieran de cuatro burros (antes eran de dos burros, uno de ida y otro de venida). Pues sí he tenido respuesta y ya tengo varias gráficas donde se puede ver lo angosto de las calles. Incluso hay otras cuando se están derrumbando algunos frentes, pero por desgracia no he encontrado ninguna fotografía de lo que fuera el Oratorio que estaba por la Emilio Carranza casi esquina con Rosales y solo vagos (muy vagos) recuerdos guardo de él. Si alguien tiene alguna fotografía le agradecería me la prestara tan solo cinco minutos (mientras la copio).
Y… también recibí más documentos de la Casa de la Rinconada, donde en el ala norte se pretendía hacer el Museo de la Charrería y en el ala sur se encontró una galería subterránea que originalmente tuvo otros fines y después fue adaptada como fosa séptica. Por cierto, me reclamaron por la alusión que hice de Lisseth Murillo, que la andaba destapando antes de tiempo. Tal vez, pero de cualquier forma a esta muchacha yo le auguró un gran futuro, pues es muy inteligente, es joven, no está maleada, y con apoyo podrá hacer grandes cosas. Les ofrezco parte de la historia de esa casona:
En 1805, el Gobierno de Zacatecas emitió unas ordenanzas para que los habitantes de la Villa de Xerez blanquearan sus casas. Esto unido a la petición que hiciera don Martín Díaz de Inguanzo para construir portalería en su casa al costado norte de la plaza de la villa, hizo pensar a los habitantes en la necesidad de hacer sus fincas más sólidas y utilizando materiales no tan deleznables como el adobe.
De principios del siglo XIX procede pues, la finca “de la rinconada de la calle del Santuario”, cuyos dueños fueron familiares de los poseedores de la Hacienda de “La Santa Fe”.
Esta casona, es la única que en aquellos años contaba con “oratorio, escritorio y bodega”, y pertenecía a la señora Refugio Rubalcaba de Llamas, esposa de Francisco de P. Llamas Río. Se localiza en la segunda calle del Santuario No. 28, manzana 1ª. Del Cuartel IV (Archivo Histórico de Zacatecas. Notarías. Jerez. Pedro C. López. 1895. Caja 9. No. 21, foja 25v.).
Don Francisco de P. Llamas siempre estuvo ligado con la clase política jerezana, fungiendo en varias ocasiones como juez de paz, síndico y regidor.
Una característica de esta casa, es el enorme portón que da paso al zaguán, y que servía para que atravesando todo el primer patio, los carros y carruajes entraran hasta el tercer patio para ser guardados, ya que no tiene “puerta falsa” como la mayoría de las residencias del Jerez antiguo.
Se cuenta que en los años de la intervención francesa, las tropas intervencionistas hicieron cuartel en el derruído y abandonado Templo de Guadalupe, cuyo frente estaba sobre el oriente de la calle del Espejo, y cuando fueron copados por los republicanos, al no tener salida, ingresaron a uno de los túneles que comunicaban a varias fincas céntricas, y vagando por los subterráneos jerezanos fueron a salir a la parte trasera de esta casa, logrando escapar luego hacia el sur de la calle del Santuario. Años después, la entrada de esta galería era conocida como “la puerta por donde escaparon los soldados de Miramón”. Anteriormente, entre el enlozado de piedra negra del patio, se podían ver los respiraderos de la galería subterránea que servía como comunicación secreta entre varias mansiones de pudientes e iglesias.
Hay que aclarar que en las construcciones jerezanas antiguas se pueden encontrar tres tipos de construcciones subterráneas: la despensa, que era un cuarto subterráneo, por lo regular su acceso era por la cocina. Este cuarto se llenaba de arena, y ahí se guardaban frutas, verduras, carnes a medio cocer, vinos y conservas, en un ambiente de frescura y con ausencia de luz solar.
La otra fosa, era de “del común”, pero se encuentra generalmente al lado sur de las edificaciones, al lado contrario del pozo, pues los veneros del agua vienen del norponiente, así se evita su contaminación.
Y lo conocido como el túnel, son galerías perfectamente ademadas, de piedra, cantera y ladrillo.
En esta casa, una de las entradas se encuentra en el patio trasero, de ahí la galería originalmente seguía hacia el poniente, cortando luego hacia el norte, para comunicar con otras casas del centro de Jerez.
Cuando las tropas revolucionarias tomaron Jerez, el 19 de Abril de 1913, muchos jerezanos huyeron abandonando sus regias mansiones o dejándolas en manos de administradores o gente de confianza que luego se convertiría en su propietario.
La casa de la rinconada fue dejada al Sr. Cura Francisco Javier Reveles, quien mucha influencia tuvo en la región durante el primer cuarto del siglo XX.
Cuentan de este sacerdote que tenía “el don de la ubicuidad”, ya que podía estar en el Templo Parroquial o el Santuario sin que nadie lo viera entrar o salir, y muchos aseguraban que era porque utilizaba los túneles para trasladarse sin problemas.
En el oratorio de la casona, el Sr. Cura Reveles muchas veces llegó a hacer oficios religiosos en los años álgidos de la revolución y la guerra cristera.
En el Manifestador central se encontraba una pintura de Nuestra Señora del Refugio, quizá puesta ahí por su antigua propietaria doña Refugio Rubalcaba, y una imagen de bulto de San Francisco en el nicho lateral.
Tales imágenes fueron sacadas del oratorio por el Pbro. Reveles cuando se fue a vivir a la ciudad de México.
Por los años 30, don Alí Sabag Huraibe se instaló en esa casona, donde puso también una fábrica de pantalón de pechera, no durando mucho tiempo ahí.
Años después, la finca fue ocupada por el Colegio de Niñas, y en el oratorio, las niñas de tercer año recibían su instrucción, además de que servía de salón de costura.
SE CAYÓ DON DANNY. Me comentaron que en las excavaciones locas que están haciendo por la calle de la Acordada, mi gran amigo Daniel de la Cruz desafortunadamente se cayó, al parecer se lastimó una rodilla. Espero que no le haya pasado nada grave y ojalá haya descargado su rabia mentándoles la madre bien y bonito a los topos que tienen Jerez hecho un desastre.
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