En
mis pasados relatos escribí sobre la diligencia de los Sánchez Castellanos, y
muchas personas me indicaron que la relación era mínima. Lo que ocurre es que
por cuestiones de espacio, tuve que recortar la narración a tres entregas. Para
los que se quedaron con la duda de quiénes eran los Sánchez Castellanos, ahí
les va:
LA FAMILIA SÁNCHEZ CASTELLANOS
Don
Jacinto Carlos Flores, cruelmente fusilado y masacrado por Tomás Domínguez en
julio de 1914 fue un pionero en muchos aspectos en Jerez. En 1885 introdujo un
tren tirado por mulas, que transportaba a numerosos pasajeros hasta Villanueva
y hasta la hacienda de El Tesorero. Cabe decir que los carros de ese tren (que
no circulaba por vías férreas, sino por camino llano y pedregoso) paraban en
cuanta ranchería se atravesaba en el camino, por lo que era muy lento el
servicio, ya que los pasajeros cargaban con gallinas, puercos, guajolotes,
cacaistes llenos de tunas, bolsas de ixtle con mandado. Los domingos, ese medio
de transporte hacía su recorrido con sobrecarga y al paso lento de las jodidas
mulas.
Fue
entonces que Antonio R. Castellanos (su nombre real era Antonio Román Castellanos)
se metió con el negocio de las diligencias. Un nuevo vehículo de transporte
rápido y seguro. Las diligencias salían diariamente del hotel Oriente (el
primero de Jerez y el más moderno, pues tenía hasta alberca y baños de vapor).
Había tres corridas matutinas, a las seis, siete y ocho de la mañana, mismas
que llegaban a Zacatecas al Mesón de Tacuba en la ciudad de Zacatecas y
regresaba a Jerez a las seis, siete y ocho de la noche. Las diligencias
circulaban también de Jerez a Villanueva y viceversa. Además había un vehículo
que llevaba el correo hasta Tlaltenango, pero éste solo salía los lunes.
Los
Sánchez Castellanos son recordados en la historia de Jerez por su altruismo y
generosidad, ya que a sus expensas fundaron el hospital de “San Juan de Dios” o
“Sánchez Castellanos” que estaba en la plazuela del diezmo, donde luego fue el
cuartel de los soldados y actualmente el kínder “Juan Pavlov.
Cuando
murió don Antonio Sánchez Castellanos en 1886, su esposa Guadalupe Bonilla
inició la construcción de un asilo anexo a la capilla del Diezmo; al morir ella
dejó a su cuñado Antonio Román Castellanos un capital y el encargo de que
continuara apoyando la manutención del asilo. Este fue el antecedente del
hospital de San Juan de Dios que era para indigentes y administrado por las
hermanas del Sagrado Corazón de Jesús. Ahí prestó sus servicios como médico
hasta su muerte (en 1918) el doctor Jesús Villalobos, padre de Eloísa
Villalobos. (A quien López Velarde inmortalizó en sus prosas, nombrándola Elisa
Villamil)
Aquí
hay qué hacer una aclaración: El Hospital de los Sánchez Castellanos estaba en
la plazuela del diezmo, y el Hospital Civil en la última manzana de la calle
del Hospicio. Esta era una edificación que se comenzó a hacer desde 1879 y al
parecer hasta 1890 estaba ya en funciones, en la gubernatura del General Jesús Aréchiga. Entre
1904 y 1908 se plantó un jardín al costado poniente del Hospital. (Donde ahora
está la glorieta). Este hospital, junto con el mercado de carnes de la plazuela
Reforma fueron los primeros que quemaron los revolucionarios. Entonces, eran
dos hospitales muy diferentes.
Hospital Civil (Que estaba por la calle del Hospicio) |
Respecto
a la capilla del Diezmo, su construcción entre 1886 y 1889 se debió a la
iniciativa de Antonio Sánchez Castellanos y su mujer María Guadalupe Bonilla, y
aunque fue bendecida en 1889, para 1910 no estaba concluida. En ella se
veneraba a la Virgen de Guadalupe. Los Sánchez Castellanos eran dueños (además del
Hotel Oriente, de la compañía de diligencias que viajaba a Zacatecas) de la
fábrica de jabón “El Boliche”. Además fundaron un montepío que funcionó hasta
1908.
La
casa de este matrimonio, ubicada en la calle de la Aurora, fue construída por
el maestro Dámaso Muñetón, por lo que se ha supuesto que el diseño y
construcción de la capilla del Diezmo se deba a este creativo personaje, pero
el maestro de obras de la capilla fue Domingo Román. Otra de sus fincas estaba
en la primer manzana de la calle de Guanajuato (donde están las oficinas de El
Sol de Zacatecas).
Casa de los Sánchez Castellanos, en la calle de la Aurora. |
Antonio
R. Castellanos tenía además hipotecadas por 4 mil pesos doce casas del “pariancito”
que estaba al lado norte del mercado de carnes. (Estas casas aún existen y en
una de ellas vivo yo):
En
la manzana norte vecina al mercado se construyeron doce casas destinadas para
habitación y una para tienda situadas en el barrio del Hospicio, cuartel
noveno, manzana octava, de las cuales diez dan vista a la calle y plaza de la
Reforma, la destinada para tienda da vista a las calles de la Reforma y de la
Culebrilla (Donde era la tienda de Caritina). Eran de pequeñas dimensiones y se
alquilaban a aquellos vendedores que venían desde otras poblaciones a vivir
temporalmente en Jerez para ofrecer sus productos, o bien a aquellos que
viviendo en Jerez preferían tener su vivienda en la misma zona de trabajo.
Inauguración de la Capilla del Diezmo. |
Cada
una de las diez primeras casas constaban de zaguán, sala, recámara, cocina,
patio con pozo y corral; la destinada para tienda tenía dos piezas y un pequeño
patio con común, y las dos restantes sala, cocina y un pequeño patio. Antonio
Román era propietario de varias casas y huertas de Jerez, además de la hacienda
de Santiago del Cuidado. Al morir su hermano heredó también algunas propiedades.
Estaba casado con la señora Maura Suárez del Real, a la que según se dice,
golpeaba con frecuencia. Doña Maura solía decir a sus amistades: “de qué me
sirve tener bacinica de oro, si orino sangre”. (Jerez Homenaje a su feria. Juan
Manuel Quezada Berumen. Página 22).
El
principal mausoleo del Panteón de Dolores, pertenece a esta familia.
3 comentarios:
Excelente!!! Muchas gracias por esta información
Gracias por la información
Roberto Barba Sánchez Castellanos
Inge, Agradezco mucho su valiosa información, mi Padre Don Antonio Sánchez Castellanos Escalante, era nieto de Don Antonio Román Sánchez Castellanos y de Doña Maura Suarez del Real, si sabia de la historia de la bacinica pero, le apenaba muchísimo, ya que era verdad, ni modo....hay de todo en las Familias, pero, eran muy buenas personas, ayudaban mucho y hacian obras de caridad, al final de cuentas, muchos saludos. Por cierto, algunas personas cambiaban con el tiempo su nombre o apellidos, por gusto, ya que algunos de ellos, omitían el apellido Sánchez, que si lo deberían de llevar, pero, así era....
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