Bueno, ante la insistente
pregunta que me han hecho acerca de cómo me fue en la feria, escribo este
artículo, aclarando que es opinión mía, muy particular.
El principal propósito de las
Ferias de los pueblos era intercambiar mercancías, comprar y vender animales,
adquirir objetos y comestibles que no se encontraban en el lugar donde se
realizaba la feria. Por ello es que en 1824, los artesanos jerezanos se dirigen
de manera humilde ante las autoridades zacatecanas para solicitarles les
permitan hacer “una feria” que sacara a la región del atraso económico en que
la había dejado la guerra de independencia.
A partir de ahí se hizo la Feria
de Jerez, con sus respectivos cambios y evoluciones. A veces no se realizaba
por las sempiternas luchas entre los grupos de poder. Los historiadores nos
pueden contar de Ferias en que había espectáculos de calidad, ambiente de
provincia, corridas de toros durante todos los días de la feria, y a veces
hasta novilladas nocturnas ¡y eso que no había luz eléctrica!
La gente del campo y de la ciudad
llenaba su cochinito durante todo el año para disfrutar de la feria. Mis
paisanas se hacían muy floreados vestidos para venir a Jerez y no desmerecer
ante las galas de las ricas jerezanas. Los rancheros buscaban en las jarcierías
buenos sombreros de ala ancha, que les sirvieran para verse más gallardos y de
paso cargar los cacahuates que compraban en “cucuruchos” de papel y vaciaban en
el ala del sombrero, desde donde los podían tomar fácilmente para irlos pelando
y comiendo.
“Las fiestas”, o “Las ferias” o
como le llamaban eran motivo de alegría, y todos los jerezanos colaboraban para
que la ciudad presentara su mejor cara. Las fachadas de las casas se blanqueaban
minuciosamente, el jardín se cerraba cuarenta días antes para que los
hortelanos tuvieran oportunidad de “mimar” todas las especies vegetales para
que el sábado de gloria lucieran flores esplendorosas.
La elección de la reina de la
feria era motivo de especial alegría, se conformaban los comités que trabajaban
animosamente a favor de su candidata. Los festivales de cómputo fueron
auténticas fiestas jerezanas. No se diga de la coronación, un regio espectáculo
muy comentado por todos los que asistían. La reina y sus princesas eran
tratadas como tales.
LA
CORONACIÓN EN MIÉRCOLES SANTO
Ahora… sentimos que todo ha
evolucionado. Ya la Feria de Jerez ha perdido la belleza, sus tradiciones han
sido pisoteadas, la hospitalidad se acabó, el ambiente de provincia ya no se ve
por ningún lado.
Para empezar creo que todo se
hizo al gusto de dos o tres personas que no pensaron en el mejoramiento de la
fiesta, sino en intereses económicos muy particulares.
¿Y de quien fregados fue la idea
de hacer la coronación en miércoles santo? Ahí se rompió una gran tradición de
muchos años… podrán decir que el sábado hay mucha borrachera, que nadie pone
interés en la coronación. Antes, era un honor ser invitado a la ceremonia de
coronación, en la que imperaba la solemnidad, la galanura. Podrán decir mil
justificaciones, que lo hicieron así para que el gober y el presidente se
pudieran tomar sus chupirules agusto en el día sin preocuparse por guardar las
apariencias en la tarde y noche. Yo estoy en contra de esa coronación de semana
santa. De un baboso plumazo borraron una de las más antiguas tradiciones de la
feria. Esta coronación más bien, pareció la de una kermesse que la de una Feria
de prestigio.
En todas las redes sociales se
presume a Jerez como la mayor cantina del mundo gracias a los desmanes del
sábado de gloria, y lo más peor: hay quienes se vanaglorian de ello. Por
desgracia este evento se salió de control desde hace ya algunos años y no deja
nada bueno para nuestra ciudad. Los ganones son las compañías cerveceras que
ese día venden lo que no venden en mucho tiempo. Los expendedores de vinos y
licores que reetiquetan sus botellas para venderlas más caras, al cabo ese día
nadie se fija en el dinero, el chiste es presumir que “andamos pedos, bien
gustosos y a caballo”.
Las calles del centro quedan
llenas de basura, estiércol –de caballo y humano-, orines –de caballo y humano
también-. Los olores que los vecinos tenemos que soportar son indescriptibles.
El jardín queda peor que un muladar. Y los atentados a la “moral y las buenas
costumbres” son repetitivos en cualquier rinconcito o arbolito. No lo he
comprobado, pero dicen que la tasa de natalidad en Jerez se dispara en
diciembre y enero. Aunque la población se mantiene estable por aquello de “un
niño que nace, un jerezano que se pela p’al norte”. La policía, lo mejor que
puede hacer, es llevársela tranquila, fregar solo a los borrachines de a pie,
porque los de a caballo resultan prepotentes y pendencieros. Además, ese día a
los polis les “va como en feria”, porque andan todo el día escondidos bajo sus
trajes negros de ninja, asoleados, sin tragar casi nada. El lonche que
generosamente les ofrecen sus mandos es de un par de burritos y un minijugo
caliente.
Algo que mi escasa inteligencia
no alcanza a entender es el porqué todos los políticos (o los que creen serlo)
andan presumiendo caballo y vestimenta de charro ese día. ¿Qué es requisito ser
charro para estar en la política? Andan todos muy engalanados, con sus
sonrisotas colgate y saludando a cuanta gente se les atraviesa. La verdad, a la
mayoría de ellos yo los he conocido de “pata de perro”, unos más jodidos que
yo, y de repente andan en buen cuaco y con su trajecito de charro.
Los eventos masivos fueron eso:
masivos. Los ganones fueron los organizadores, para Jerez nada. El descontrol
llegó a lo máximo. Lo bueno de esta feria, es que ya se acabó. Y Jerez seguirá
igual o peor de atrasado, esperando la fabulosa “derrama económica” que tanto
se ha pregonado, y que dicen que sí la hubo, pero solo para un grupo muy
selecto.
Ojalá y el próximo presidente
municipal tenga un criterio más abierto y entienda que debe revalorarse la
feria, que deben buscarse nuevas alternativas para su celebración, que debe
renovarse y tomar en cuenta la opinión de los jerezanos para que el evento se
revitalice y no sea solo “la borrachera más grande del mundo”. Aunque no creo
que pase nada.
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