jueves, 23 de abril de 2009

ANDRES LAMAS RODRIGUEZ

El miércoles en la mañana me desperté con una noticia inesperada que me causó tristeza y desazón... mi gran amigo, mi maestro, mi compañero, Andrés Lamas Rodríguez perdió la lucha contra la muerte. Se nos adelantó en el camino...
Conocí a Andrés cuando allá por 1972 ingresé en la Imprenta Lu-Ga-Lo de don Jesús Borrego y que estaba comandada por “Verio” (don Daniel Alvarado). Desde niño sentía una atracción grande por el mundo de la impresión, por eso cuando hubo la oportunidad de entrar a la imprenta, como aprendiz, la aproveché y me dispuse a aprender todo lo que pudiera. El primer día, Andrés me estuvo enseñando como se “enrramaban” las formas, los accesorios que se usaban para ello, las herramientas, etc. El operaba una máquina automática “Mihele Vertical” y como la máquina la tenía “al centavo”, los tiempos muertos se entretenía haciendo “embocadura” con la boquilla de una corneta. Aunque Verio dispuso que yo por mi corta edad estuviera en el departamento de tipografía (lo que es hoy diseño gráfico), no perdía la oportunidad de arrimarme a las prensas Kluge, Heidelberg y Mihele que tanta admiración me causaban porque solitas imprimían a gran velocidad. Claro está que para ello había que hacer los ajustes correspondientes, y para eso Andrés se las pintaba solito. Desde ese 25 de septiembre de 1972 nació con él una relación de amistad duradera. Era una persona perfeccionista: lo mismo dibujaba, que hacía grabados en suela de zapato. Desarmaba las máquinas cuando se descomponían, las veía pacientemente y luego las arreglaba. Cortaba papel, encuadernaba y a veces, también formaba. Era muy versátil.
Aprendí mucho de él, aunque no soy prensista todavía. Tampoco me enseñé nunca a “abanicar” papel a pesar de que pacientemente me enseñaba a hacerlo una y otra vez con las etiquetas del chocolate de don Sabás que se imprimían por miles y se burlaba porque no podía mover las manos y los dedos con la precisión necesaria para hacer esa operación que garantizaba la correcta alimentación del papel en las prensas.
Andrés, ingresó al ambiente de las artes gráficas por “accidente”, por casualidad. Su oficio era el de sastre cortador y en ocasiones se iba a platicar con su compadre “La Estrella” (Aurelio Pérez) al taller donde se imprimía “El Alacrán”. A veces les ayudaba a doblar el periódico, y de repente ya estaba imprimiendo. De ahí pasó a la imprenta LuGaLo, cuando recién fue creada y duró muchos años laborando en la esquina de la calle Candelario Huízar y López Velarde. En esos tiempos la LuGaLo era considerada como una de las mejores imprentas de la entidad, por la modernidad de su equipo y demás está decir que había muchísimo trabajo.
A Andrés Lamas le tocó también ser pionero en Ediciones Gonber, donde duró buen tiempo laborando, para después continuar en la Impresora del Centro, con Lalo Reveles hasta su jubilación por el Seguro.
Ultimamente se entretenía en el taller que en su casa por la calle Puebla puso toda su familia. Siempre estuvo relacionado con el mundo del periodismo, porque él era el responsable de que los periódicos fueran impresos. En muchas de las revistas de la feria está su marca, y se puede decir que en la mayoría intervino como impresor.
En abril de 1979 se imprimió la revista “Ecos de Primavera”, que fue prácticamente el inicio de la reproducción en “offset” completamente desconocida en la región. Y la portada de color, (que en aquel entonces nos pareció maravillosa) fue impresa por Andrés y fue la primera hecha en Jerez. La técnica ha ido perfeccionándose bastante, y hoy hasta nos avergonzaríamos de aquellas impresiones que marcaron el inicio del diseño gráfico moderno.
Para imprimir a color, la imagen se separa en cuatro colores: cyan, magenta, amarillo y negro. Luego se van imprimiendo color por color, lámina por lámina. Lo curioso es que Andrés era daltónico y a pesar de no reconocer los colores, les sabía dar el tono, la intensidad, la saturación y el registro adecuados. Como para Ripley... un daltónico imprimiendo selección de color.
Aparte de su labor como impresor, Andrés Lamas era muy buscado por los profesores de las escuelas de Jerez para que les diera instrucción a sus Bandas de Guerra. Recuerdo que fue en 1981 cuando él comenzó a mascullar la idea de crear una Banda de Guerra independiente de cualquier institución, que estuviera al servicio del pueblo.
Mentiría si dijera como estuvo el inicio de la Banda de Guerra “Cadetes de Jerez”, pero lo que recuerdo es que originalmente se llamaba “Halcones de Jerez”, y que para allegarse fondos rifaron una bicicleta y un refrigerador. Además los de la ACJM colaboraron activamente con lo que reunieron casi los treinta mil pesos que se requerían para la adquisición de los instrumentos, mismos que se compraron en Puebla.
Algunos de los que recuerdo como fundadores de la Banda, son: Andrés Lamas, Zenón García, Armando de Santiago, Pablito de la Cruz, Bartolo Galván, Juan López (el papá de Lalo López), Leobardo Román Mejía, el Jejé González Ruelas, Alberto Macías, Manuel López, Arturo Hernández, Elías Martínez, Benito Bernal, José Luis Flores, Castaño y muchos otros.
El miércoles por la noche, acudí a darle el adios a Andrés. En su último viaje se llevó el uniforme blanco de Los Cadetes de Jerez. El jueves fue despedido por sus compañeros de la Banda de Guerra y todas sus amistades. Mis mejores deseos para su familia. Alguien dijo que “la ausencia es presencia en el recuerdo”, y así, que su recuerdo sea perenne entre sus familiares y quienes lo conocimos.

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