viernes, 19 de septiembre de 2008

NOSTALGIAS Y RECUERDOS

NOSTALGIAS Y RECUERDOS


En días pasados, que me puse a darle una organizada a mi archivo, en la correspondencia recibida encontré una carta fechada en mayo 26 de 1996 y envíada desde New Jersey, una misiva que guarda nostalgias, llena de recuerdos de un Jerez de hace muchos años. La escribió una persona nacida aquí, y que por cosas del destino junto con su familia se tuvo que ir a vivir a Estados Unidos. Comparto esa epístola en esta ocasión.

Estimado Sr. Berumen Félix:
Primeramente quiero disculparme mil veces por mi gramática. Acabo de terminar de leer tres de sus libros, “Leyendas y Relatos de Jerez”, y el tomo # 2 también, Estampas de Jerez 1930 y Cuaderno Jerezano de la Virgen de la Soledad.
Estoy tan contenta y con mucha emoción le mando esta carta, me gusta leer mucho, pero escribir muy raro lo hago.
Salí de Jerez con mi familia a los 11 años de edad prometiendo regresar al año siguiente a mis amiguitas, duré 29 años para regresar, la primera vez fue una experiencia inolvidable en 1990 con 2 de mis hermanas, nacimos en la Emilio Carranza 11, enfrente de don Nemecio Aguilar y los cuates Pérez, ellos muy amigos de mis hermanas, muy amables personas, la mamá es madrina de uno de mis hermanos.
¡Cómo me hubiera gustado haber leído estos libros antes de ir!, siento que he aprendido y quiero aprender más de Jerez.
Este año, 5 días antes del Sábado de Gloria, mi hermano me dijo que iba a Jerez y en 4 días todo se arregló: mis 3 hermanas, yo y mi hermano y esposa nos encontramos en Jerez, sin planear con tiempo.
Esta vez mi prima me regaló el libro “Leyendas y Relatos”, yo compré los otros. La primera vez que fui compré un grupo de estampas de Jerez, son grandes como dibujos, son 12, los tengo en cuadros en mi casa.
Para mi próximo viaje a Jerez quiero ir preparada, voy a volver a leer sus libros, tomar notas y ver y conocer más. Esta ocasión estuvimos 12 días y no salimos para nada de Jerez, caminamos todos los días, por donde quiera conociendo.
En nuestro primer viaje fuimos a Plateros, a Los Haros y a Zacatecas, entramos a la casa donde nacimos y donde nuestra madre murió hace 41 años, y precisamente fue enterrada en el Panteón de Dolores, el cual me daba mucho miedo entrar de niña, y ahora fue una gran experiencia al admirar el arte en cada lápida tan diferente, ¡qué obras de arte hay ahí!.
Sus libros me hicieron sentir tristeza, emoción, miedo, risa. Reconocí en una foto el negocio de don Isidro de Santiago. Mi papá el Sr. Pedro Escobar Covarrubias trabajaba para él cobrando la luz, por eso mucha gente conocía a mi papá por nombre. Yo reconocí muchos apellidos en sus libros, mi papá no regresó a Jerez, él murió en Tijuana a los 97 años en 1981, se casó ya muy mayor y aunque parezca increíble yo nací cuando él tenía 76 años, así dice mi acta de nacimiento. El era de Jerez, nació en la calle de la Culebrilla 23, me contaba muchas cosas de cuando era chico. ¡Cómo me gustaría hacerle preguntas ahora! Unas cosas sí las escribí, de donde venía su familia (El Marecito) y de parte de mi mamá el Monte de los García. Mi nombre antes de casada era Carmen Escobar García, “para servirle a usted” como decía mi papá.
Mis recuerdos de Jerez, en el jardín los domingos las vueltas de las muchachas y muchachos, las gardenias que les daban, la feria alrededor del jardín, el alambrado, la música antes de empezar el cine, y también los toros, los cuales eran en La Reforma, cerca de mi tía que vivía a un lado de don Jesús Vela, expresidente del pueblo, la coronación de la Virgen, todo eso antes de venirnos.
Tengo 34 años en este país y conozco algunos lugares, he entrado a la Catedral de San Patricioen New York, es bonita y solo como a 40 minutos de mi casa, pero no es tan linda como el Santuario de la Virgen de la Soledad. Recuerdo que llegamos a Jerez el viernes santo, y en la noche mis hermanas y yo fuimos al pésame o peregrinación y cargamos a la Virgen, íbamos las 4 llorando, no se me olvidará jamás toda esa emoción.
También fuimos al baile de Beto Díaz al Campestre, el Sr. Benito (el de la fotografía) nos invitó pues es socio y solo así se podía entrar, (de chica yo siempre quise ir). Nos divertimos mucho, fuimos a los toros, nunca había visto eso, mis hermanas y hermano (que son mayores que yo) conocían o reconocieron a varias personas en la calle, eso me gusta de los jerezanos tan amables, la gente cordial, sin conocerse saluda.
Muchas cosas cambiaron bastante y otras no, el mercado en otro lugar, muchos bancos, la ciudad muy grande, muy limpia y pacífica, aunque fuese feria.
Tengo familiares en el callejón del Gusto, cerca de la alameda. Dígame qué libros más ha escrito para que ellos me los compren y me los manden. Ojalá y esta llegue a sus manos de algún modo, encontré su dirección en su libro. Tenía años que no escribía, y como ve, con mil y más errores, pero tenía qué hacerlo y darle muchísimas gracias por todo lo que me enseñó y despertó en mí.

Carmen Wood

SEMBLANZA DEL GRITO


Me han pedido que hiciera una crónica de lo que fue la Ceremonia del actual grito, pero como eso no me corresponde a mí, solo contaré de lo que ví:
En esta ocasión, se notaron varios cambios como que el árbol de la pólvora fue instalado en la esquina del Carta Blanca, quizá recordando otras ocasiones en que todo el Palacio de Gobierno se llenaba de humo, olor a azufre quemado y buscapiés. La gente reunida al frente de la presidencia no fue mucha, no llamaba mucho la atención los bailables ni los cantantes desconocidos que presentaba con voz más que afónica mi compadre el profe Gerry, que hasta ganas me daban de mandarle un tequila con aniz pa que se le aflojaran poquito las cuerdas vocales. Me llamó la atención un cholo que andaba bien moteado y con la bandera como capa, tragando cerveza como cosaco y maldiciendo como buen chilango. Así como él había varios por ahí demostrando sus conocimientos cívicos (que han de haber sido bien pocos). Yo iba con la intención de oir a Uri Ceballos, y ahí estuve entre la bola, junto con mi esposa e hijo y con el Doctor Danilo y su familia también, saludando a los conocidos y “comiendo” gente.
Por desgracia, el encargado del sonido no las traía todas consigo, porque constantemente le fallaba, cambiaba las pistas, no se oía, de repente le subía mucho. Andaría crudo. La primera intervención de Uri la oímos como si cantara “a capela” porque no se le dio audio al mariachi de mi tocayo y amigo Miguel de la Rosa, y solo de vez en cuando se alcanzaba a escuchar una que otra trompeta. Momentos después la profesora Carmen anunció el comienzo de la ceremonia del grito. En los Honores a la Bandera, no muchos fuimos los que estuvimos a la altura, porque pocos se despojaron de sus sombreros y cachuchas. La licenciada Alma salió al balcón, muy elegante, muy guapa, con mucho porte, y vitoreó a los héroes de la independencia. Los que estábamos abajo sentimos que su voz le salía desde muy dentro, con mucha energía. La respuesta fue entusiasta, tal vez por eso sería que no escuché tañer la campana de la escuela Tipo, aunque algunos dicen que se atoró el badajo. Al término de todo esto, como que le dieron coscorrones al del sonido, porque ya se escuchó la voz de Uri con el mariachi. Yo opino que Uri es una gran profesional, que sabe lo que tiene, sabe salirle al toro en cualquier ocasión, y a pesar de la densa humareda que la pólvora mojada esparció por todo el jardín, cantó, sacó lo mejor de ella, deleitándonos bien y bonito y por mucho rato. Mil felicidades para esta exitosa jerezana, hija del buen amigo Raúl Ceballos y su esposa, a quienes envío un respetuoso saludo. Ojalá y en un futuro sepamos apreciar lo que aquí tenemos, los valores jerezanos, que no se han hecho de la noche a la mañana, sino que son resultado de mucho esfuerzo, mucho estudio, muchos sacrificios y muchas desveladas.
Cuando se acabó la quema del castillo pirotécnico (que de todos modos llenó de humo los balcones de la presidencia), la sorpresa fue grata porque incesantes luces de colores verde y rojo surcaban el cielo. Muy bonito el espectáculo, se escupieron bien escupida la mano los coheteros.
Después, la multitud se agolpó frente a los puestos de tamales, buñuelos y no sé que otras cosas, y a los cinco minutos ya no había nada. Nosotros nos fuimos a dar una vuelta por la Plaza Tacuba, ahí había un baile con un tamborazo, pero pura chaviza, puras crías entrándole duro a la cheve y al pisto. Así que mejor nos regresamos al jardín, a dar la vuelta y luego nos regresamos a cenar a casita. Al siguiente día me desperté con la trágica noticia que uno o dos o muchos sujetos que no tienen madre, lanzaron granadas entre la gente que acudió al grito en la plaza de armas de Morelia. Eso ensombreció aún más el ambiente de nuestro país, ya muy violento, ya muy inseguro….