domingo, 12 de abril de 2015

LA FERIA QUE YA NO ES FERIA

Bueno, ante la insistente pregunta que me han hecho acerca de cómo me fue en la feria, escribo este artículo, aclarando que es opinión mía, muy particular.
El principal propósito de las Ferias de los pueblos era intercambiar mercancías, comprar y vender animales, adquirir objetos y comestibles que no se encontraban en el lugar donde se realizaba la feria. Por ello es que en 1824, los artesanos jerezanos se dirigen de manera humilde ante las autoridades zacatecanas para solicitarles les permitan hacer “una feria” que sacara a la región del atraso económico en que la había dejado la guerra de independencia.
A partir de ahí se hizo la Feria de Jerez, con sus respectivos cambios y evoluciones. A veces no se realizaba por las sempiternas luchas entre los grupos de poder. Los historiadores nos pueden contar de Ferias en que había espectáculos de calidad, ambiente de provincia, corridas de toros durante todos los días de la feria, y a veces hasta novilladas nocturnas ¡y eso que no había luz eléctrica!
La gente del campo y de la ciudad llenaba su cochinito durante todo el año para disfrutar de la feria. Mis paisanas se hacían muy floreados vestidos para venir a Jerez y no desmerecer ante las galas de las ricas jerezanas. Los rancheros buscaban en las jarcierías buenos sombreros de ala ancha, que les sirvieran para verse más gallardos y de paso cargar los cacahuates que compraban en “cucuruchos” de papel y vaciaban en el ala del sombrero, desde donde los podían tomar fácilmente para irlos pelando y comiendo.
“Las fiestas”, o “Las ferias” o como le llamaban eran motivo de alegría, y todos los jerezanos colaboraban para que la ciudad presentara su mejor cara. Las fachadas de las casas se blanqueaban minuciosamente, el jardín se cerraba cuarenta días antes para que los hortelanos tuvieran oportunidad de “mimar” todas las especies vegetales para que el sábado de gloria lucieran flores esplendorosas.
La elección de la reina de la feria era motivo de especial alegría, se conformaban los comités que trabajaban animosamente a favor de su candidata. Los festivales de cómputo fueron auténticas fiestas jerezanas. No se diga de la coronación, un regio espectáculo muy comentado por todos los que asistían. La reina y sus princesas eran tratadas como tales.

LA CORONACIÓN EN MIÉRCOLES SANTO
Ahora… sentimos que todo ha evolucionado. Ya la Feria de Jerez ha perdido la belleza, sus tradiciones han sido pisoteadas, la hospitalidad se acabó, el ambiente de provincia ya no se ve por ningún lado.
Para empezar creo que todo se hizo al gusto de dos o tres personas que no pensaron en el mejoramiento de la fiesta, sino en intereses económicos muy particulares.
¿Y de quien fregados fue la idea de hacer la coronación en miércoles santo? Ahí se rompió una gran tradición de muchos años… podrán decir que el sábado hay mucha borrachera, que nadie pone interés en la coronación. Antes, era un honor ser invitado a la ceremonia de coronación, en la que imperaba la solemnidad, la galanura. Podrán decir mil justificaciones, que lo hicieron así para que el gober y el presidente se pudieran tomar sus chupirules agusto en el día sin preocuparse por guardar las apariencias en la tarde y noche. Yo estoy en contra de esa coronación de semana santa. De un baboso plumazo borraron una de las más antiguas tradiciones de la feria. Esta coronación más bien, pareció la de una kermesse que la de una Feria de prestigio.
LA CANTINOTA
En todas las redes sociales se presume a Jerez como la mayor cantina del mundo gracias a los desmanes del sábado de gloria, y lo más peor: hay quienes se vanaglorian de ello. Por desgracia este evento se salió de control desde hace ya algunos años y no deja nada bueno para nuestra ciudad. Los ganones son las compañías cerveceras que ese día venden lo que no venden en mucho tiempo. Los expendedores de vinos y licores que reetiquetan sus botellas para venderlas más caras, al cabo ese día nadie se fija en el dinero, el chiste es presumir que “andamos pedos, bien gustosos y a caballo”.
Las calles del centro quedan llenas de basura, estiércol –de caballo y humano-, orines –de caballo y humano también-. Los olores que los vecinos tenemos que soportar son indescriptibles. El jardín queda peor que un muladar. Y los atentados a la “moral y las buenas costumbres” son repetitivos en cualquier rinconcito o arbolito. No lo he comprobado, pero dicen que la tasa de natalidad en Jerez se dispara en diciembre y enero. Aunque la población se mantiene estable por aquello de “un niño que nace, un jerezano que se pela p’al norte”. La policía, lo mejor que puede hacer, es llevársela tranquila, fregar solo a los borrachines de a pie, porque los de a caballo resultan prepotentes y pendencieros. Además, ese día a los polis les “va como en feria”, porque andan todo el día escondidos bajo sus trajes negros de ninja, asoleados, sin tragar casi nada. El lonche que generosamente les ofrecen sus mandos es de un par de burritos y un minijugo caliente.
Algo que mi escasa inteligencia no alcanza a entender es el porqué todos los políticos (o los que creen serlo) andan presumiendo caballo y vestimenta de charro ese día. ¿Qué es requisito ser charro para estar en la política? Andan todos muy engalanados, con sus sonrisotas colgate y saludando a cuanta gente se les atraviesa. La verdad, a la mayoría de ellos yo los he conocido de “pata de perro”, unos más jodidos que yo, y de repente andan en buen cuaco y con su trajecito de charro.
Los eventos masivos fueron eso: masivos. Los ganones fueron los organizadores, para Jerez nada. El descontrol llegó a lo máximo. Lo bueno de esta feria, es que ya se acabó. Y Jerez seguirá igual o peor de atrasado, esperando la fabulosa “derrama económica” que tanto se ha pregonado, y que dicen que sí la hubo, pero solo para un grupo muy selecto.

Ojalá y el próximo presidente municipal tenga un criterio más abierto y entienda que debe revalorarse la feria, que deben buscarse nuevas alternativas para su celebración, que debe renovarse y tomar en cuenta la opinión de los jerezanos para que el evento se revitalice y no sea solo “la borrachera más grande del mundo”. Aunque no creo que pase nada.