miércoles, 26 de noviembre de 2014

EL ESCUDO DE JEREZ TIENE DUEÑO

Artìculo publicado en "El Alacràn" en  Enero de 2013

En días pasados se presentó el Sr. Javier Félix Ortiz ante el Secretario del Ayuntamiento, para informarle que era poseedor de los derechos de autor del escudo de Jerez, ante tal situación se han soltado una serie de conjeturas. Ya los expertos periodistas han hablado de esto por lo que mi opinión modesta sale sobrando, pero ahí les va de todos modos:
Escudo dibujado por don Jesús Félix
Don Jesús Félix Valdés fue una persona adelantada a su tiempo. El oficio con el que mantenía a su familia era el de sastre, pero en sus ratos libres se ponía a dibujar y a escribir. Le gustaba el periodismo, -pero el periodismo de a deveras, no como el que presume hacer el infumable sapito “el malasuerte” viva imagen de Cornelio Reyna-. En revistas, periódicos y calaveras de la época aparecen los escritos y grabados de don Jesús. En 1959 la cámara de comercio jerezana le encargó les hiciera un logotipo para membretar su papelería. El resultado fue un dibujo a tinta china sobre cartoncillo, en el que la parte superior remataba con una gruesa cruz y sobre un pergamino aparecía la imagen simplificada de la Virgen de la Soledad y la leyenda de “Villa de Xerez”. En la parte central una especie de óvalo con un piquito donde se ve un brazo con un arco y otro brazo con una espada, separados por un engrane recto. A los comerciantes les gustó mucho, pero poco uso hacían de él, solo para membretar sus sobres, citatorios y hojas de correspondencia.
En 1968, el profesor Fernando Robles -entonces presidente municipal-, le encarga al síndico, que era Juanito de Santiago, el realizar un escudo que identificara al municipio. Don Juan recuerda la existencia del dibujo de don Jesús Félix y habla con el presidente de la Cámara de Comercio. Ambos acuden con don Jesús para ver si permitía que se utilizara su dibujo como emblema del municipio. “Para mí será un verdadero honor” –dicen que dijo- y desde entonces comenzó a usarse.
Luego, se le agregaría en la parte inferior un listón con el lema “Tempus Fugit Laboremus” y se coloreó. El listón y el color se los agregó el pintor Valentín Alvarado que entonces radicaba en Jerez y es el autor del cuadro con el escudo existente en la sala de cabildo de la presidencia.
Escudo que Javier Félix registró como suyo.
Se integró el escudo al Bando de Policía y Buen Gobierno, en el artículo 10, pero con una descripción errónea y fantasiosa por completo pues dice: “…en la parte izquierda, un brazo y un arco en actitud de disparar, recordando al Jefe Huachichil Tuxtuac y en la otra parte el brazo español esgrimiendo una espada del fundador de la Villa Pedro Almindez Chirinos…”. (En Jerez no hubo ningún jefe huachichil Tuxcuac ni Pedro Almindez Chirnos fundó la villa). En el artículo 11 habla acerca de que el nombre y escudo serán utilizados exclusivamente por los órganos Municipales y en el 12 agrega la obligación de su exhibición en todas las oficinas públicas municipales. Remata con la prohibición en el artículo 13 del uso por particulares y con fines de lucro.
Ahora, después de 45 años de que se está usando este emblema heráldico, surge uno de los hijos de don Jesús Félix como propietario de los derechos de autor del escudo de Jerez. Desconozco los términos en que esté registrada su autoría, pero si le otorgaron el registro, es porque ha de haber presentado pruebas contundentes y palpables que es de él. Muy en su derecho está, pues la donación por parte del autor fue un acto de buena fe, solo de palabra, y no hay ningún documento que avale tal donación.
Versión que se usa comunmente.
¿Qué le queda hacer al Ayuntamiento? Bueno, a mí se me ocurre que lo más viable, es el que el ayuntamiento conformara una comisión para negociar en buenos términos con el señor Javier Félix sobre el uso futuro del escudo, ya que nunca se ha utilizado con fines de lucro. Dicen que es mejor un buen arreglo que un mal pleito, así que si existe voluntad, todo puede llegar a feliz término. La otra cosa que podría pasar es que el Ayuntamiento lanzara una convocatoria para el diseño de un escudo representativo del municipio, sujeto a las leyes de la heráldica y que represente nuestra identidad, costumbres y tradiciones. Sirve que de paso le dan un llegue al Bando de Policía y Buen Gobierno que ya es completamente obsoleto.
Pero lo más probable que suceda, es que esta administración municipal como ya va de salida, le deje todo el paquete y el problema a la administración que venga. Ahí que se las arreglen como puedan, porque los regidores actuales andan bastante ocupados en saber quién será el próximo a ver si los puede acomodar o recomendar.

MUY MAL HABLADO. Me reclamó airadamente una señora por lo de mi relato de la semana pasada. Que si en la escuela no me enseñaron a escribir si no es a base de majaderías, que qué pinche cultura reflejaba, que mejor iban a comprar otro periódico más decente. Le respondí a tan fúrica mujer que conmigo acuden muchas personas a narrarme sus vivencias y tal como me las cuentan, yo las cuento, sin ponerles los molestos bip bip. ¿Y además de qué se queja si los niños de seis o siete años tienen un lenguaje que hasta a mí me hacen ruborizar? Hace dos domingos pasaba por donde Darío tenía su restaurant y tortería, en la banqueta estaban jugando tres niños de rancho (digo de rancho porque las mamás estaban platicando ahí cerca a media banqueta y con sus bolsas de mandado, y los críos traían sus sombreritos vaqueros). Pues los querubines, del que el mayor no rebasaba los siete años, tenían sus “monitos” y jugaban entusiasmados. Al parecer en su juego unos sicarios con grueso armamento se dedicaban a quitarle cáscaras a las tunas o a alguna cosa similar y espinosa, porque las inflexiones recordando a los hijos de las progenitoras burdeleras (de los monitos) eran constantes, de muy grueso calibre y repetían en que debían quitarle la cáscara a no sé qué fruta u órgano. “-¡¡Niños, ¿¿qué palabrotas son esas?!!” –dije-. Pa’ pronto volteó una de las señoras que estaban en periquienta plática y me gritó: “¿Qué? ¿Le estorban los niños o qué?”. –“No, -contesté- lo que pasa es que tienen un vocabulario que ¡ay Dios!”. –“¡Yo los parí, salieron de mis verijas y ningún hijo de la chingada tiene por qué decirles nada! Y si no están molestando a nadie pueden decir lo que se le dé su chingada gana. Así que si no le molestan, lárguese a chingar su madre!”. Con el rabo entre las patas seguí mi camino, comprendiendo que la educación no se agarra en libros ni con maestros, la educación se mama aunque a veces se mama la hiel…