jueves, 20 de noviembre de 2014

LAS FUENTES DE JOSEPH WINN FISKE EN JEREZ

  • Desde Nueva York llegaron a Jerez las fuentes del jardín “Rafael Páez”.
  • No es la ninfa de la primavera la que está frente a la presidencia, es la diosa “Hebe”.
  • Curiosa historia de un préstamo del cual nunca se solicitó devolución.
Catálogo donde aparecen las fuentes.
J. W. Fiske de la ciudad de Nueva York, fue la más famosa empresa estadounidense fabricante de decoraciones en hierro y zinc fundido en la segunda mitad del siglo XIX. Ofrecía a sus innumerables clientes de todo el mundo, fuentes de jardín, estatuas, jarrones y mobiliario urbano. Las creaciones que salían de esta fundición eran pintadas generalmente imitando al bronce. Joseph Winn Fiske inició su negocio en 1862, y en sus múltiples catálogos ilustrados mostraba la gran cantidad de diseños que tenía. Muchos de sus diseños no respetaban las patentes del siglo XIX y sus esculturas eran copias de las obras antiguas o neoclásicas de Antonio Canova o Bertel Thorvaldsen, adecuadas para el ornato de parques, cementerios, jardines, etc.

Las fuentes del jardín “Rafael Páez” son hechura de la fundición de J. W. Fiske y traídas aproximadamente en 1899 y se dice que para las festividades de septiembre de ese año ya estaban en funciones. Lo curioso es que cada una de ellas es de diferente diseño y tamaño.

La fuente del lado norponiente del jardín, tiene en su base tres garzas con el cuello encorvado, como si estuvieran muy enojadas. En el catálogo de Fiske está como la No. 143 “Fuente de garzas y flores”. Su precio de venta era de 130 dólares con una capa de pintura y bronceada costaba 20 dólares más. En un lado de la base, se encuentran resaltadas unas letras fundidas en las que dice: J. W. Fiske, No. 218-23, Chambers St., NY (La segunda y tercer líneas no están muy claras).

La que se encuentra a la entrada nororiente, no tiene aparentemente identificación de que haya salido de la fundición Fiske, pero su diseño es característico y aparece en el catálogo como la No. 152 “Fuente de tres platos”. Esta se vendía en 70 dólares con una capa de pintura, y diez más si la entregaban bronceada.

“Fuente de garzas y dos platos” es como se identifica en el catálogo a la que está al lado suroriente. Es el diseño de Fiske No. 161. Esta era algo más cara, pues costaba 110 dólares así con su capita de pintura e imitando al bronce costaba 125. Originalmente tenía en su remate una cigüeña con las alas semiabiertas y que arrojaba el agua hacia arriba por el pico. Esta fuente es la única que tenía redondel. En su base se puede ver las letras resaltadas del fabricante, ya muy apenas. Nadie recuerda que pasó con la cigüeña, lo más probable es que haya volado a otro jardín.
La diosa Hebe

Y por último, tenemos la escultura hueca que conocemos como “la ninfa de la primavera”. Consultando el catálogo del fabricante vemos que hay dos esculturas similares, pero no iguales, a una de ellas le llama “Diosa Hebe” y a la otra “la ninfa de las aguas”.

Hay una escultura idéntica a la existente en Jerez, frente al edificio administrativo del Hospital Bryce, en Tuscaloosa, Alabama, posiblemente instalada entre 1880-1890. Según la descripción del Instituto Smithsoniano dice que representa la figura de cuerpo entero de una diosa de estilo clásico, posiblemente Hygeia, diosa de la salud. Lleva un vestido suelto, drapeado, uno de sus pechos al descubierto y con una guirnalda en la cabeza. Su brazo derecho está levantado sobre su cabeza y vierte agua de una jarra que cae correctamente en una copa que tiene en su mano izquierda. La base está pintada en crema y metal y la escultura en oro. Tiene en su base un anillo perforado por el que salen hilos de agua, al igual que la jerezana.
La diosa Hebe frente al Hospital Bryce en Tuscalosa.

El cronista adjunto de Jerez, Héctor Manuel Rodríguez Nava, asegura que en la base de la estatua jerezana había una placa pequeña con el nombre del fundidor, que era Fiske.

LA DIOSA HEBE, PERSONIFICACION DE LA JUVENTUD

Dentro de la mitología griega encontramos que la diosa Hebe, era hija de Zeus y Hera. Era la personificación de la juventud y se pasaba el tiempo bailando con las Musas y las Horas (las Horas son las divinidades del clima y cuidaban las puertas del Olimpo). La música la ponía Apolo. Zeus le había encomendado a su hija Hebe la fastidiosa misión de servir las copas de los dioses en los saraos olímpicos. Tenía el poder de rejuvenecer a los ancianos o de envejecer a los niños. Su equivalente en la mitología romana era Juventas, siendo tradición que los jóvenes le ofrecieran una moneda cuando vestían por primera vez la toga de los adultos.
 
La diosa Hebe es representada generalmente por una bella mujer (la más hermosa de las diosas) con una guirnalda en la cabeza, en la mano derecha lleva una jarra y en la izquierda una copa.

EN LUGAR DE LA NINFA DE LA PRIMAVERA, ENVIARON A LA DIOSA HEBE

En el museo smithsoniano existen muestras de las piezas que fundía Fiske, y entre ellas encontramos a las ninfas de las estaciones. La escultura del verano es una imagen femenina de pelo ensortijado con una guirnalda en la cabeza, vistiendo una toga corta que deja al descubierto sus piernas y el brazo derecho sobre la cabeza como si estuviera oteando. La del otoño lleva un tocado de uvas en la cabeza, con actitud pensativa, vestida con toga larga y en sus manos lleva una charola con frutos. La de invierno se cubre la cabeza con un manto y en su mano derecha carga un pequeño anafre con fuego encendido, mismo que protege con la mano izquierda; su vestimenta es la adecuada para el frío. La de la primavera lleva un tocado de rosas y en su mano izquierda una rosa que está admirando, mientras que en la derecha lleva un ramo de flores.

LAS ESCULTURAS PERDIDAS

Don Porfirio Díaz, deseoso de conmemorar dignamente el centenario del inicio de la independencia, comenzó a hacer preparativos con bastante anticipación. Uno de sus proyectos fue mandar fundir más de un centenar de bustos de Hidalgo y de alegorías diversas en talleres especializados, las cuales se repartirían en todos los estados del país. (Uno de estos talleres sería el de Joseph Winn Fiske). El Licenciado Francisco Román, ilustre tlaltenanguense, en su carácter de diputado solicitó varias estatuas, siendo contestada afirmativamente su petición, llegando a Zacatecas dos de Hidalgo y cuatro ninfas que representaban las estaciones del año. Posiblemente, en lugar de la ninfa de la primavera llegó la figura de la diosa Hebe o Juventas, como prefiera llamarle.
Hebe, del museo smithsoniano.

Uno de los bustos de Hidalgo fue destinado a Tlaltenango, donde con mucha solemnidad fue inaugurado el 16 de septiembre de 1896. Por cierto la obra de cantería estuvo a cargo de don Dámaso Muñetón. Tal monumento se encuentra en el jardín principal de dicho lugar. La otra estatua se destinó para Villa Hidalgo, pero por razones desconocidas ahora se encuentra en la ciudad de Pinos. Las ninfas fueron conducidas a Villanueva para su colocación en los cuatro puntos cardinales de la plaza.

En los últimos días de 1896, don Pedro Cabrera, aún Jefe Político de Jerez, solicita al Ayuntamiento villanovense le ceda en carácter de préstamo una de las alegorías, para colocarla en el jardín mientras transcurren las fiestas de primavera. La ninfa es prestada, y precisamente la representación de "La Primavera", (que ahora sabemos es la diosa Hebe), misma que fue motivo de admiración durante las fiestas de 1897. El Jefe Político era ya don Manuel Llamas y se hacía de la vista gorda cuando le solicitaban la devolución de la pieza. 

Afortunadamente no fue necesario devolverla, puesto que en la antigua Villa de Gutiérrez del Águila, el Cura Roberto Serrano, se había subido al púlpito con todas las facultades de su investidura y arremetió furioso en contra de las "semidesnudas e infernales creaciones que son una satánica afrenta a las buenas costumbres de la sencilla gente del pueblo, instándolos con su vista diaria a la pecaminosa concupiscencia". (Y eso que vio solo las que estaban vestidas, porque a Jerez se mandó la más “indecente”).

Las autoridades tuvieron que quitar tan "inmorales" representaciones, ignorándose a la fecha cuál haya sido su destino. Tal vez formen parte de un jardín particular, estén olvidadas por ahí o hayan sido destruidas. 


"La Primavera" o “Juventas” o “Hebe” o como quiera llamarle, es parte esencial de Jerez, y se salvó en varias ocasiones de sufrir idéntica suerte, amenazada por "Pías Asociaciones" que veían podredumbre e inmoralidad donde solo hay arte y belleza. Ahora, lo que necesita esta imagen es una urgente restauración, pues a pesar de que se hacían en serie estas piezas, pocas quedan y en las casas de antigüedades americanas son muy codiciadas.
Esta fuente tenía una garza en su ápice. Nadie sabe dónde quedó.