miércoles, 29 de diciembre de 2010

DON FRANCISCO MATA DELGADO “EL PERICO”

 Con un afectuoso saludo para Elena Acuña

Por bastantes años, en la Feria de Jerez fue muy grata y esperada la presencia de alguien que supo ser más jerezano que muchos aquí nacidos.
Nacido casi con el siglo XX, don Francisco Mata Delgado vio la luz primera allá por Tepetongo, y a los pocos años, su familia se traslada a Jerez. Aquí, nuestro biografiado comienza a trabajar ante la creciente necesidad de su familia. Colocándose como policía, gritón, rotulista, etc., y dando sus primeros pasos en las artes gráficas al ingresar como aprendiz en el taller de los Becerra, convirtiéndose años después en inseparable amigo de don Daniel Alvarado, quien fuera maestro de las actuales generaciones de tipógrafos jerezanos.
En los primeros años de la década de los veinte, funda un periodiquito semanal al que le llama “El Perico”, y de ahí el pueblo le endilgaría el apodo con que sería conocido toda su vida. Como dato curioso, en esos años se le ocurre a don Pancho hacer un reglamento de tránsito para Jerez, pero entonces solo había un auto, por lo que el reglamento –muy bien redactado y que sirvió como modelo para años subsecuentes- se aplicó a burros y carretones que circulaban por las empedradas y no tanto calles de la pequeña ciudad.
Años despúes, don Pancho se trasladaría a la ciudad de México a emprender su negocio de artes gráficas, que hasta la fecha se encuentra en pleno corazón de la capital: la reconocida “Imprenta Ilusión”, en las céntricas calles de Allende, y la que por muchas décadas ha sido la más calificada para imprimir los volantes, carteles, trípticos, boletaje y todo lo necesario para las ferias de todo el país, presentaciones artísticas, así como de los torneos de gallos.
Nunca se olvidó de sus raíces, siempre estuvo colaborando de diversas formas para lograr que Jerez fuera reconocido a diferentes niveles, editando e imprimiendo por cuenta propia miles de folletos y revistas que luego se distribuían de manera gratuita para promover la Feria de Primavera y la arquitectura jerezana y de Zacatecas incluso.
Mientras vida tuvo nunca faltó a la Feria de Primavera, y siempre fue elemento activo para tales festividades.
Personaje popular, que se pudo jactar de haber sido dibujado en caricatura por Eduardo del Rio “Rius”, culto y emprendedor, fue muy conocido en el ambiente de los gallos. Pues la fiesta de los palenques era su pasión. En los principales torneos de la República fungió como juez de arena y asiento. En su juventud, comentan quienes lo conocieron, “daba partido” como amarrador con los ojos vendados.
Por 1950, algunos entusiastas paisanos, junto con don Pancho Mata instauran el “Día del Zacatecano” a celebrarse el segundo día del mes de junio en el bosque de Chapultepec. Durante toda su vida, “el perico” da auge a esta festividad, siendo parte importante de su organización, y año con año llevaba grupos representativos, folklóricos y culturales, así como invitaba a las autoridades jerezanas en turno.
Todos los años, en navidad, venía cargado de costales de juguetes que eran repartidos entre los niños pobres de Jerez y de Tepetongo, lo cual ya era tradicional, y siempre era esperada la presencia de ese tipo bonachón y regordete, que sin ser Santa Claus, daba un poco de alegría a los que menos tenían.
Don Pancho Mata, cuando acudía a las fiestas de primavera, venía a divertirse, a disfrutar al máximo de los eventos que se organizaban, y de los que él era parte esencial. Y así, en los bailes, corridas de toros, torneos de gallos, convites, tapancos, etc., su presencia era símbolo de un Jerez en feria.
A todos los jerezanos que acudían a su empresa en el Distrito Federal, nunca les negó la ayuda, y aunque no lo hubiera, siempre les proporcionaba trabajo.
Su luz se extinguió el 8 de octubre de 1976, heredando a su hijo y a sus nietos una amplia trayectoria como empresario y benefactor. Sus restos descansan en Tepetongo, municipio al que nunca olvidó a pesar de que no le hubiera podido dar lo necesario para el sustento suyo y de su familia, que tuvieron que buscar en Jerez y más tarde en la capital del país.