viernes, 29 de agosto de 2014

LA FAMILIA SÁNCHEZ CASTELLANOS

En mis pasados relatos escribí sobre la diligencia de los Sánchez Castellanos, y muchas personas me indicaron que la relación era mínima. Lo que ocurre es que por cuestiones de espacio, tuve que recortar la narración a tres entregas. Para los que se quedaron con la duda de quiénes eran los Sánchez Castellanos, ahí les va:
LA FAMILIA SÁNCHEZ CASTELLANOS
Don Jacinto Carlos Flores, cruelmente fusilado y masacrado por Tomás Domínguez en julio de 1914 fue un pionero en muchos aspectos en Jerez. En 1885 introdujo un tren tirado por mulas, que transportaba a numerosos pasajeros hasta Villanueva y hasta la hacienda de El Tesorero. Cabe decir que los carros de ese tren (que no circulaba por vías férreas, sino por camino llano y pedregoso) paraban en cuanta ranchería se atravesaba en el camino, por lo que era muy lento el servicio, ya que los pasajeros cargaban con gallinas, puercos, guajolotes, cacaistes llenos de tunas, bolsas de ixtle con mandado. Los domingos, ese medio de transporte hacía su recorrido con sobrecarga y al paso lento de las jodidas mulas.
Fue entonces que Antonio R. Castellanos (su nombre real era Antonio Román Castellanos) se metió con el negocio de las diligencias. Un nuevo vehículo de transporte rápido y seguro. Las diligencias salían diariamente del hotel Oriente (el primero de Jerez y el más moderno, pues tenía hasta alberca y baños de vapor). Había tres corridas matutinas, a las seis, siete y ocho de la mañana, mismas que llegaban a Zacatecas al Mesón de Tacuba en la ciudad de Zacatecas y regresaba a Jerez a las seis, siete y ocho de la noche. Las diligencias circulaban también de Jerez a Villanueva y viceversa. Además había un vehículo que llevaba el correo hasta Tlaltenango, pero éste solo salía los lunes.

Los Sánchez Castellanos son recordados en la historia de Jerez por su altruismo y generosidad, ya que a sus expensas fundaron el hospital de “San Juan de Dios” o “Sánchez Castellanos” que estaba en la plazuela del diezmo, donde luego fue el cuartel de los soldados y actualmente el kínder “Juan Pavlov.
Cuando murió don Antonio Sánchez Castellanos en 1886, su esposa Guadalupe Bonilla inició la construcción de un asilo anexo a la capilla del Diezmo; al morir ella dejó a su cuñado Antonio Román Castellanos un capital y el encargo de que continuara apoyando la manutención del asilo. Este fue el antecedente del hospital de San Juan de Dios que era para indigentes y administrado por las hermanas del Sagrado Corazón de Jesús. Ahí prestó sus servicios como médico hasta su muerte (en 1918) el doctor Jesús Villalobos, padre de Eloísa Villalobos. (A quien López Velarde inmortalizó en sus prosas, nombrándola Elisa Villamil)
Aquí hay qué hacer una aclaración: El Hospital de los Sánchez Castellanos estaba en la plazuela del diezmo, y el Hospital Civil en la última manzana de la calle del Hospicio. Esta era una edificación que se comenzó a hacer desde 1879 y al parecer hasta 1890 estaba ya en funciones, en la  gubernatura del General Jesús Aréchiga. Entre 1904 y 1908 se plantó un jardín al costado poniente del Hospital. (Donde ahora está la glorieta). Este hospital, junto con el mercado de carnes de la plazuela Reforma fueron los primeros que quemaron los revolucionarios. Entonces, eran dos hospitales muy diferentes.
Hospital Civil (Que estaba por la calle del Hospicio)
Respecto a la capilla del Diezmo, su construcción entre 1886 y 1889 se debió a la iniciativa de Antonio Sánchez Castellanos y su mujer María Guadalupe Bonilla, y aunque fue bendecida en 1889, para 1910 no estaba concluida. En ella se veneraba a la Virgen de Guadalupe. Los Sánchez Castellanos eran dueños (además del Hotel Oriente, de la compañía de diligencias que viajaba a Zacatecas) de la fábrica de jabón “El Boliche”. Además fundaron un montepío que funcionó hasta 1908.
La casa de este matrimonio, ubicada en la calle de la Aurora, fue construída por el maestro Dámaso Muñetón, por lo que se ha supuesto que el diseño y construcción de la capilla del Diezmo se deba a este creativo personaje, pero el maestro de obras de la capilla fue Domingo Román. Otra de sus fincas estaba en la primer manzana de la calle de Guanajuato (donde están las oficinas de El Sol de Zacatecas).
Casa de los Sánchez Castellanos, en la calle de la Aurora.
Antonio R. Castellanos tenía además hipotecadas por 4 mil pesos doce casas del “pariancito” que estaba al lado norte del mercado de carnes. (Estas casas aún existen y en una de ellas vivo yo):
En la manzana norte vecina al mercado se construyeron doce casas destinadas para habitación y una para tienda situadas en el barrio del Hospicio, cuartel noveno, manzana octava, de las cuales diez dan vista a la calle y plaza de la Reforma, la destinada para tienda da vista a las calles de la Reforma y de la Culebrilla (Donde era la tienda de Caritina). Eran de pequeñas dimensiones y se alquilaban a aquellos vendedores que venían desde otras poblaciones a vivir temporalmente en Jerez para ofrecer sus productos, o bien a aquellos que viviendo en Jerez preferían tener su vivienda en la misma zona de trabajo.
Inauguración de la Capilla del Diezmo.
Cada una de las diez primeras casas constaban de zaguán, sala, recámara, cocina, patio con pozo y corral; la destinada para tienda tenía dos piezas y un pequeño patio con común, y las dos restantes sala, cocina y un pequeño patio. Antonio Román era propietario de varias casas y huertas de Jerez, además de la hacienda de Santiago del Cuidado. Al morir su hermano heredó también algunas propiedades. Estaba casado con la señora Maura Suárez del Real, a la que según se dice, golpeaba con frecuencia. Doña Maura solía decir a sus amistades: “de qué me sirve tener bacinica de oro, si orino sangre”. (Jerez Homenaje a su feria. Juan Manuel Quezada Berumen. Página 22).

El principal mausoleo del Panteón de Dolores, pertenece a esta familia.