martes, 26 de enero de 2010

UN MAPA BIEN FALSO

UN MAPA BIEN FALSO
“El que no conoce a Dios, ante cualquier güey se hinca”, reza un refrán muy conocido y viene al caso, porque alguien (de quien no diré su nombre) me quiso sorprender regalándome una copia de un plano de un tesoro, que aseguraba es bien auténtico porque él sabe mucho de eso. ¿Cómo le van a enseñar a curtir chiles a Clemente Jacques? Po’s no. Copio en seguida el susodicho plano, y luego el por qué considero que es más falso que la vacuna contra la influenza perruna que venden por ahí.
El mapa dice: “Se llega al cerro de Bernalejo por el camino que va de Candelaria, luego sigues por el camino de los Fresnos, después toma el camino de herradura hasta llegar al cerro, desde luego mucho antes, pasas por el rancho Casa de Piedra. Al llegar al cerro, se sube por el único camino que tiene por el lado sur, hasta arriba de la mesa y lo primero que se ve son unas atarjeas o pilas donde se daba agua a los caballos, después se ven dos cuevas grandes que servían de caballerizas. De las atarjeas, a pocos pasos hay un ojo de agua chico, después otro más grande con una pequeña atarjea, desde aquí medirás 37 cuerpos de caballo, en donde termine el último cuerpo está la única entrada que es una claraboya, que tiene una losa cuadrada y está ubicada hacia el oriente, en la parte de arriba del cerro. Los primeros rayos del sol pegan en la losa en el mes de mayo y agosto. Cuando encuentres la losa, levántala y baja, entra a la cueva, lo primero que se ve es la Virgen de la Soledad que tiene dos manzanas de oro en las manos, está parada en una bandeja de plata que es una pila bautismal, más adelante encontrarás la Virgen de los Remedios y al fondo está la Virgen de la Concepción. Saca primero las tres imágenes, luego saca el tesoro que consiste en monedas de oro cuadradas, esquinadas, y muchas marquetas de oro y plata. Después de sacar todo, a las tres imágenes les harás un templo en Villanueva, lo que sobre es para los que encuentren este tesoro”.
Me dicen que ese cerro de Bernalejo se encuentra más para allá de San Tadeo de las Flores “pasando casa de piedra, propiedad de Cecilio Morales Muro, hijo de don Filiberto Morales”. Y que la riqueza que hay ahí procede de los asaltos a las conductas que de Bolaños iban a Zacatecas. Yo digo que no pasa de ser una leyenda por lo siguiente:
1.- Las conductas que salían con metal de Bolaños no se paseaban por toda la región para llegar a Zacatecas. Siempre buscaban las rutas más cortas, con más poblaciones y en las que hubiera defensa y pudieran rotar sus animales. Sería un rodeo muy largo e infructuoso el que hicieran en el caso de que tuvieran que pasar más al oriente de Villanueva. Camino a ninguna parte.
2.- Los bandoleros de la región, los del siglo XIX, eran habitantes de la Ermita de Guadalupe, Susticacán, La Leona, La Gavia y el rancho de Los Muertos, y sus escondrijos los tenían muy cerca de los caminos reales. Desde El Tajo podían vigilar el camino real de Villanueva a Zacatecas, y de Guadalajara a Jerez; desde el cerro Grande veían a los viandantes del camino real a Fresnillo, desde la Mesa de los Guajolotes vigilaban el tránsito por la planicie de Tepetongo y sierra de El Venado.
3.- Los bandoleros cuando asaltaban a las conductas, las “cortaban” y arreaban rápidamente las mulas cortadas con su carga a sus cubiles muy cercanos a los caminos, donde rápidamente se deshacían de lo robado escondiéndolo, y luego volvían a sus labores de gente “pacífica” y así no despertaban sospecha alguna.
4.- Lo de las imágenes dentro de la cueva es muy común en la mayoría de mapas de tesoros. Pero las crónicas regionales hablarían del robo de esas imágenes, ya que en su tiempo era muy caro y tardado conseguirlas. Casi imposible era que una imagen “de bulto” se trajera desde España, porque lo más seguro sería que llegara en pedacitos, el viaje en barco, el paso por la aduana de Veracruz, el trajín en carreta hasta México y de ahí otra vez a Zacatecas y luego a Jerez. Los artesanos de Michoacán desarrollaron una técnica con la que hacían imágenes de “pasta de caña de maíz” o de maderas finas como bálsamo o colorín. La imagen de la Virgen de la Soledad de Jerez es muestra de ello, pues solo es el busto y las manitas, que se montan sobre un bastidor de madera. Así era más fácil transportarlas y se corría mínimo riesgo de que se destruyeran. Los bandidos, por muy creyentes que fueran, iban sobre el oro y no correrían el riesgo de que los alcanzaran por ir cargando cuidadosamente una imagen religiosa.
5.- La redacción del documento no corresponde a lo que hiciera algún sacerdote del siglo XIX, porque regularmente, cuando algún bandolero era atrapado, esas relaciones o planos se confiaban en confesión (¿?) antes de sufrir la pena máxima y el sacerdote escribía todos los datos con la mayor precisión posible, y en cuanto podía, se levantaba las naguas y agarraba pala y pico para irse a buscar la relación.
Conclusión: Mapas de tesoros podrá haber muchos, pero muy pocos son los que realmente pudieran ser verdaderos. La rigurosa apreciación histórica es contundente para poder irse de aventura a hacer hoyos en los cerros. Yo ya hice muchos…
LA HISTORIA NO ESCRITA: LOS CRISTEROS EN JEREZ
“Status quo” es una expresión latina que políticamente se utiliza para dejar ciertas cosas como están. Parecida a “no hagas pedo y la gallina es tuya”. Eso pasó con el levantamiento armado de 1927 hasta 1940. (La cristiada 1927-1929, la segunda 1930-1940). Por muchos años era prohibitivo hablar de los cristeros, de su actuación, de sus enfrentamientos. Los libros de historia oficiales se brincaban esos hechos. Románticas novelas editadas en el extranjero eran las que daban a conocer veladas historias de esos hechos que causaron mucho derramamiento de sangre y una honda herida entre los mexicanos del altiplano y occidente. “Héctor”, “Entre las patas de los caballos”, “Pensativa”, “Rescoldo”, “Por Dios y por la patria”, son las obras más representativas que circulaban casi a escondidas bajo el sello de editorial “Jus” y que de niños leíamos a escondidas sin poder comentarlas, porque era literatura contraria al gobierno.
Don Juan N. Carlos poco escribió de ello en su obra “Historia del V. Santuario de Ntra Sra. De la Soledad” publicada en 1950, pues los acontecimientos eran muy recientes y aún chorreaba sangre por doquier. Don Juan sí pretendía hacer un recuento histórico sobre la cristiada en la región, porque la vivió y conoció personalmente a muchos de sus actores, pero frenó sus impulsos luego de acres discusiones con Aurelio Acevedo (el máximo lider en toda la región y que además cada que podía se daba sus vueltas a La Estancia de los Berumen porque le gustaba mucho una de mis tías y andaba tras de sus huesos –y de todo lo que arropan los huesos pues-).
Algunos autores exponen que en Jerez no se prendió el foco de la insurrección, por lo que no hay acontecimientos importantes. Don Valentín García Juárez en su libro “Los cristeros al sur de Zacatecas” solo hace eco de lo antes escrito por Juan N. Carlos sin aportar nada nuevo. Encuentro otros libros, pero en ellos solo hay fechas y relatos dispersos. Incluso, dicen que “En Jerez no hubo acontecimientos dignos de ser reseñados, porque Jerez no participó en el movimiento cristero, pues el control lo tenían los agraristas”.
Eso, es una gran equivocación. En Jerez sabemos que se integró un grupo de agraristas bien radicales –de línea dura- que desde principios de los años veinte organizaron y controlaron a todos los peticionarios de tierras (Antonio Cisneros, Santiago Pichardo, Manuel Rodarte y Cesareo Pinedo eran los más feroces líderes y casi todos tuvieron una muerte violenta). En su tiempo se adueñaron del poder, se apropiaron de tierras, de heredades, de vidas, de dinero. Pero también existían organizaciones y gente de bien que apoyaron otro tipo de acciones. Jerez fue escenario de cruentos episodios bélicos, de innumerables asesinatos que realizaban tanto gobiernistas como agraristas o cristeros. Los archivos comienzan apenas a relucir.
Tengo en mi poder gran cantidad de documentos de tipo civil y familiar que permiten hacer una cronología de lo acontecido. Hay mucho más que la narración oral que se va perdiendo. Aunque hay todavía archivos considerados como “reservados” (el de la SEDENA, que es un lío solicitar la información, para que luego de muchas vueltas digan que está “reservado”). Hay páginas enteras de “El David” (periódico cristero que editaba precisamente don Aurelio Acevedo) en que dan a conocer las malévolas actuaciones del general López en la región, e incluso en un número especial se habla de la guerra de El Tesorero, evento en que murieron más de 150 bisoños soldados recién salidos del Colegio Militar.
Me he encontrado con datos curiosos: recién llegado el 40º regimiento de infantería del general López a Jerez (en enero de 1927), cuando fallecía cualquier soldado, acudían al Registro Civil para que quedara asentada su defunción, generalmente solo quedaba el nombre registrado “se desconoce el nombre de sus padres y lugar de origen” y lo sepultaban en fosa común del Panteón de la Soledad. Los muertos agraristas también quedaban asentados en el libro de defunciones, pero ellos eran sepultados “en fosa de privilegio en el Panteón de Dolores”. Los muertos por parte de los cristeros, eran enterrados o cubiertos sus cuerpos con piedras, mismas que luego intentaban quitar los coyotes allá por las intrincadas serranías.
Después, en 1928, los militares ya no registran sus defunciones, luego de la grave derrota de López allá por la sierra de Morones, en donde dejó los cadáveres de más de 700 de sus hombres para que sirvieran de alimento a zopilotes, coyotes, y cuyos huesos blanquearon por mucho tiempo las barrancas del lugar. Así, tampoco hay registro de los novatos militares que murieron en el arroyo blanco de El Tesorero.
Un día de estos, escribiré una reseña sobre esos tiempos. Me dicen que la familia de don Manuel Saldívar Carrillo editó en 2003 sus “Memorias de un agrarista zacatecano”. Pero sospecho que su tiraje fue muy limitado, porque no he tenido acceso a ellas. Si alguno de los lectores tiene esa obra, le agradecería mucho me la prestara tantito. De igual forma, solicito que me presten “Las memorias del Padre Arroyo”. Ojalá y alguien tenga esas obras o algunas otras que me sirvan para aumentar mis conocimientos sobre esos años tan difíciles. Gracias de antemano.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sr Miguel ¿usted sabe algo sobre el padre "panchito" que vivió por 2 años oculto en el sub-suelo jerezano?

Miguel Angel Diaz dijo...

Que maravilloso fue leer todas estas historias tan bien contadas y lo que ha de faltar. Ojala pudiera continuar y acrecentar este acervo histórico. Lo felicitó